Tuesday, May 23, 2006

Auquénidos metamorfoseados

Señor Director:
Al parecer, los bolivianos sí son unos auténticos auquénidos metamorfoseados, como dijera en su oportunidad el “extinto” almirante. No se puede comprender, desde la óptica de la globalización y el libremercadismo, que el titicaqueño haya osado nacionalizar los hidrocarburos de procedencia extranjera que han permanecido por millones de años en el subsuelo del mediterráneo país. Si lo que pretende con esto es quitar a los países ricos para darle a los pobres, hay que decir que está profundamente equivocado, ya que no da el “ancho” como dijera el gordito que participa con su desagradable intolerancia en el programa dominical, pues Robin Hood, era rubio y de ojos azules y se desenvolvía en los bosques de Sherwood, sin tocar los intereses de las grandes compañías. Es atentatorio contra la moral y las buenas costumbres que un indígena sudamericano pretenda erigirse en émulo de tan distinguido caballero inglés, reemplazando los verdes bosques por áridos paisajes altiplánicos. ¡Atenta contra el orden económico mundial!; ¡desestabiliza la región!, dijo un Canciller de apellido gringo. Cuando Bush deje las tomas y logre entender lo que pasa, se va a enojar, eso es seguro.
Mientras tanto, y para que el amo del norte no monte en cólera, los nacionales han decidido dejar fuera de la globalización a los “bolis” y suspender un programa de ayudas diversas que habían programado antes que Robin mostrara su cara de izquierdista trasnochado de los años sesenta, como dijo Alvaro Ladrón, un ex pensionista de Capuchinos y que hoy oficia de decano o algo parecido en una “uniisiá” privada. Desde luego, no tendrán casas Copeva, no conocerán las bondades del plástico en caso de temporal, no podrán identificar ni la edad ni la procedencia de las momias incas, quechuas y aymaras, pues el Servicio Médico Legal cancela sus misiones de asesoría, no conocerán al senador socialista que ve minas en bikini en su computador mientras se discuten importantes leyes que podrían beneficiar a cientos de miles de trabajadores, no serán capaces de hacer ni siquiera un miserable reality, no disfrutarán los aromas de la Farfana y no les será pavimentada la Alameda; seguirán diciendo creo, advierto, entiendo, percibo, asimilo y otras brutalidades más en vez de utilizar la inmortal expresión ¡yo cacho!, símbolo de la más grande revolución cultural y educacional chilena, ¿cachai?.
Por si esto fuera poco, se prohibirán en ese país las memorias completas del inolvidable sátrapa, carnicero y ladrón, maravillosos cuentos infantiles que hacen las delicias de los pequeños descendientes de Caupolicán, Lautaro y Galvarino, por nombrar sólo algunas de las muchas maravillas con que nos ha beneficiado el orden económico mundial.
Cuando en Pucuma se enteraron del horrible futuro que les espera, se lanzaron a las calles a bailar carnavalitos y a beber puzitunga por tres días seguidos, lo mismo en Guaqui, Chama, Viacha, Tiwanacu, Pucarani y en todos los poblados, villorrios y ciudades donde aún viven gentes decentes, orgullosas y dignas de su condición, que prefieren comer un pan de pie y no una hamburguesa Mc Donald’s de rodillas. Se cuenta que en Chulumani, las cholitas embriagadas de tanto carnaval y alcohol de la puna, se habían ido a encueviar con el maldito quirquincho, de puro felices que estaban. Maldito ladrón de amores, maldito quirquincho, me has dejado sin mi chola y has de seguir cantando, has de seguir cantando.
Mi perro Horacio, con charango, quena y zampoña, saluda el gesto valiente y altanero de los hermanos bolivianos, a los que recién se sumaron nuestros hermanos ecuatorianos, en la tarea de recuperar lo que pertenece a los pueblos y no a grandes compañías trasnacionales. Celebra la suspensión del TLC en las tierras del Guayas, ya que podrán disponer soberanamente de sus propios recursos, no como en Chile, donde la firma del tratado hace imposible pensar en una nacionalización de lo que a todos pertenece, pues los yanaconas enajenaron para siempre las riquezas minerales de la Nación, recibiendo a cambio algunas cuentas de vidrio, igual que hace más de quinientos años. Y si alguien, irónicamente pregunta por qué en Bolivia existe un Ministerio del Mar, mi perro Horacio responde que por la misma razón por la que en Chile existe un Ministerio de Justicia.

Andinamente lo saluda,

Patricio Cuadra V.


1 Comments:

Blogger Patricio Cuadra said...

Señorita Priscilla:
Traté de entrar a su blog, pero no encontré nada. Por tal razón, respondo aquí su consulta:
La canción se llama "El quirquincho" y su autor es el conocido músico chileno Osvaldo Torres. Aparece en un casette llamado "Desde Los Andes a la ciudad", con Osvaldo Torres y el conjunto Huara, publicado por el sello Alerce en 1980. Probablemente, está publicado en CD.
Atentamente,
Patricio Cuadra V.

7:32 PM  

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