¿Sabíh máh que un cabro chico?

Oye guachita, ¿por qué no te llamai al subse por fa?
¿Sí Juaco, pa que me llamai?
Sabíh Feñita que te llamé porque estamo en un proble super brígido. Cacha loh resultao de loh güeoneh que quieren hacer la pega de profeh…
La pura Juaquito, si loh que quieren ser profeh no saen ná, que vay a esperar de los cauroh culiaoh ¿y qué creíh que podimoh hacer ahora o sea now?
Oye Feñita, despuéh del pitingle, del simce de girnasia, de lah lucah pa’ que estudien los gileh con el tremendo puntaje, no cacho que máh se puee hacer, sin contar los computaoreh y lo arregloh de lah ecuelah. Si pa’ eso jué que te palabrié pa’ que vinierai…
Jefe, ¿sse sservirían con don Fernando unoh cafessitoh así?
La pulenta, pónete doh cafessito, ¡te pasaste pa’ ser escurría!
Tamién le pusimoh semáforoh, velde rojo y amarillo ¿cachai?
No, si cacho, pero no me le alumbra la ampolleta pa’ cachar como le ponimoh solución a la educación chilena y too el cuento.
Mira Feñita si lo único que te pío en este momento es que no te vayai a ir de lengua, mira que hay cámarah por tooh lao. Ya vís lo que le pasó al marañolich, lo pillaron tratando a loh gileh de la salú a chuchá limpia…¿te imaginai loh pillaran a losotroh con ese vocabulario coprolálico haulando de loh cabroh chicoh?. Noh cagan de una…
¿Sabih Juaco?, te voy a prepararte un tonto informe con lah nueah medíah pa’ tenel una solucionática a la problemática de la educación chilena. La pura que voy a ponele retuitito lo que aprendí en el dortorao en educación en Harvard esquina SanDiego. Esta cuestión no loh puee ganar, tenimoh que tirar pa’ rría pa’ que el Seba no loh diga a otra cosa mariposa. Ademáh, voh soi magistel en economía, aproecha y le ponih Wendy, si pa eso estamo aquí, aprovechemoh lo escueliaoh que habei sío y hagamoh la pega…
La dura, Feña, hablai bonito y le pegai al truqueo, mándate el informe y yo le pego la reisá… güeno el café, le voy a mandar la tonta felicitá a la Dayan Greise. Menoh mal que estudiamoh en colegioh bacaneh, o sea que te loh encargo…

No señor, no se engaña, se trata ni más ni menos que del ministro de educación y su subsecretario, tratando por todos los medios de seguir poniendo parches a la moribunda educación chilena, sin darse cuenta, como ya lo advirtió mi esclarecido can Horacio, que la verdadera revolución educacional chilena pasa necesariamente por arrasar con todo y comenzar desde cero, terminando con un sistema que obedece a criterios de mercado y no toma en cuenta los verdaderos aspectos educacionales del problema, centro de todas las soluciones. Lamentablemente, esos aspectos disminuyen la rentabilidad del negocio, afectan la demanda por ese remedo de educación y pasarán siglos y siglos antes que se cometa el sacrilegio de atentar contra la educación “shilena”.
Por último, dice mi perro, si los futuros profesores no saben ni siquiera donde están parados, ¿qué sentido tiene sacar a los docentes más viejos de las aulas, si posiblemente saben más que los aspirantes a docentes? Por otro lado, ¿a quién le importa que los recién egresados de pedagogía no sepan hacer la letra “o” ni con una hallulla si en las escuelas hoy por hoy no los contratan para enseñar sino para que tengan entretenidos y contentos a los “clientes” (otrora alumnos), si son ellos los que les hacen el sueldo con sus mensualidades, ¿”cachai”?