Horacio y la educación chilena. ¿Cachai?
Recuerda mi perro Horacio que hace algunos años, unos alumnos del Liceo Pedro Prado atendían un stand de su colegio ubicado en la estación San Pablo del Metro. Un señor se acercó a los muchachos y les preguntó: ¿quién era Pedro Prado?. Los confundidos estudiantes llamaron a la “matea” del colegio, la que confusamente señaló que a su parecer se trataba de un escritor y que una de sus obras era ¡La Ilíada!. Sin embargo, confesó que no estaba segura de ninguna de las dos cosas. Confuso, el señor se dirigió al liceo ubicado a tres o cuatro cuadras de la estación y pidió hablar con alguien responsable del establecimiento. Diga no más señor, soy el Inspector General del liceo y estoy a sus órdenes. ¿Me puede decir, por favor, quién era Pedro Prado?. Esteee... verá usted, yo soy nuevo en el cargo y vivo en Colina, por lo que la realidad de la comuna no la conozco. Pero si usted lo desea, aquí justamente viene el Director de este templo del saber. ¿Pedro Prado? ¿alumno o profesor?. Porque si se trata de un alumno, la señora Nildia tiene el registro de matrículas y si es profesor, debe dirigirse a la Corporación Municipal. Allá tienen esos datos. ¡Gracias, don Juanito!, ¡no sabe usted cuánta ayuda he recibido de su parte!.
Esta historia, que en lo concerniente a los alumnos es verdadera, muestra la infame calidad de la educación chilena desde hace largo tiempo y hasta el día de hoy. Esta educación que se desarrolla en el marco de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), la que fue promulgada un día antes de que la bestia dejara la presidencia de la Nación y que no ha sufrido mayores cambios durante los diecisiete años de administración de la “concertraición”, ha convertido el proceso educativo en un negocio, preocupándose más de los costos y beneficios económicos que produce a los sostenedores de escuelas y liceos que de la calidad de la misma. Lo anterior produce profundas diferencias y absolutas desigualdades, las que se manifiestan en las pruebas que a nivel nacional se aplican y donde los colegios privados y caros triplican y hasta cuadruplican en rendimiento a los alumnos pertenecientes a colegios gratuitos y de sectores pobres de la población. La famosa LOCE permite que cualquier individuo, aunque no sepa ni siquiera leer, permita instalar una escuela si es que tiene el capital para ello. En consecuencia, personeros ligados al régimen dictatorial han creado escuelas, liceos, centros de formación técnica y hasta universidades, estableciendo así un círculo que permite multiplicar la ignorancia con jugosos dividendos monetarios. Así, no es raro que un torturador sea dueño de tres o cuatro colegios o que un ladrón “coopere” con la función educativa del Gobierno a cambio de “legítimas” subvenciones.
Por lo tanto, mi perro Horacio opina categóricamente que la solución no pasa solamente por mayores recursos, siempre necesarios pero que van a parar mayoritariamente a los bolsillos de sostenedores y gerentes de corporaciones municipales (que son privadas) y no donde hacen falta. Lo que se debe mejorar es la calidad de la educación y esto pasa necesariamente por el cambio de la LOCE, para que la educación deje de ser una mercancía y para que el Gobierno asuma su responsabilidad y se preocupe, junto a toda la sociedad, de subir los niveles de educación. Desgraciadamente, ese cambio profundo significa afectar los intereses de grandes empresarios, incluyendo corporaciones multinacionales que explotan el negocio en este y otros países y a los que la “concertraición” tan graciosamente sirve. ¿Serán capaces?, ¿se atreverán?. Mi perro olfatea que no llegarán a tanto y por eso intentan desprestigiar el movimiento estudiantil secundario, tratando además de calmar a los muchachos con unas migajas. Es decir, si la prueba es gratis, ¿contestarán más preguntas los alumnos de Cerro Navia, Pudahuel, Lo Prado y otras comunas similares del país?. Concuerda mi perro con las voces autorizadas de la Iglesia Católica chilena, que han dicho que el problema de fondo es la inmensa y hasta grosera desigualdad que se observa en la sociedad chilena, la que afecta no sólo a la educación, sino que también a la salud, a la previsión, la justicia, la vivienda y el trabajo, por nombrar los más recurrentes. Conclusión: es el modelo el que no sirve y las luchas deben ser para que se cambie, de lo contrario, ¿de qué estamos hablando?
Para terminar, mi perro Horacio informa que Pedro Prado (1886-1952) fue un escritor, poeta y arquitecto chileno, autor de ensayos, poemas en prosa y novelas. Entre sus obras más conocidas se encuentran “Un Juez Rural” y “Alsino”. Vivió en la esquina de las calles Mapocho y Villasana que en ese tiempo pertenecía a la comuna de Quinta Normal, donde hoy se ubica el liceo “Juan Antonio Ríos”. ¿Y quién era Juan Antonio Ríos”, ¿vai a seguir?...
Esta historia, que en lo concerniente a los alumnos es verdadera, muestra la infame calidad de la educación chilena desde hace largo tiempo y hasta el día de hoy. Esta educación que se desarrolla en el marco de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), la que fue promulgada un día antes de que la bestia dejara la presidencia de la Nación y que no ha sufrido mayores cambios durante los diecisiete años de administración de la “concertraición”, ha convertido el proceso educativo en un negocio, preocupándose más de los costos y beneficios económicos que produce a los sostenedores de escuelas y liceos que de la calidad de la misma. Lo anterior produce profundas diferencias y absolutas desigualdades, las que se manifiestan en las pruebas que a nivel nacional se aplican y donde los colegios privados y caros triplican y hasta cuadruplican en rendimiento a los alumnos pertenecientes a colegios gratuitos y de sectores pobres de la población. La famosa LOCE permite que cualquier individuo, aunque no sepa ni siquiera leer, permita instalar una escuela si es que tiene el capital para ello. En consecuencia, personeros ligados al régimen dictatorial han creado escuelas, liceos, centros de formación técnica y hasta universidades, estableciendo así un círculo que permite multiplicar la ignorancia con jugosos dividendos monetarios. Así, no es raro que un torturador sea dueño de tres o cuatro colegios o que un ladrón “coopere” con la función educativa del Gobierno a cambio de “legítimas” subvenciones.
Por lo tanto, mi perro Horacio opina categóricamente que la solución no pasa solamente por mayores recursos, siempre necesarios pero que van a parar mayoritariamente a los bolsillos de sostenedores y gerentes de corporaciones municipales (que son privadas) y no donde hacen falta. Lo que se debe mejorar es la calidad de la educación y esto pasa necesariamente por el cambio de la LOCE, para que la educación deje de ser una mercancía y para que el Gobierno asuma su responsabilidad y se preocupe, junto a toda la sociedad, de subir los niveles de educación. Desgraciadamente, ese cambio profundo significa afectar los intereses de grandes empresarios, incluyendo corporaciones multinacionales que explotan el negocio en este y otros países y a los que la “concertraición” tan graciosamente sirve. ¿Serán capaces?, ¿se atreverán?. Mi perro olfatea que no llegarán a tanto y por eso intentan desprestigiar el movimiento estudiantil secundario, tratando además de calmar a los muchachos con unas migajas. Es decir, si la prueba es gratis, ¿contestarán más preguntas los alumnos de Cerro Navia, Pudahuel, Lo Prado y otras comunas similares del país?. Concuerda mi perro con las voces autorizadas de la Iglesia Católica chilena, que han dicho que el problema de fondo es la inmensa y hasta grosera desigualdad que se observa en la sociedad chilena, la que afecta no sólo a la educación, sino que también a la salud, a la previsión, la justicia, la vivienda y el trabajo, por nombrar los más recurrentes. Conclusión: es el modelo el que no sirve y las luchas deben ser para que se cambie, de lo contrario, ¿de qué estamos hablando?
Para terminar, mi perro Horacio informa que Pedro Prado (1886-1952) fue un escritor, poeta y arquitecto chileno, autor de ensayos, poemas en prosa y novelas. Entre sus obras más conocidas se encuentran “Un Juez Rural” y “Alsino”. Vivió en la esquina de las calles Mapocho y Villasana que en ese tiempo pertenecía a la comuna de Quinta Normal, donde hoy se ubica el liceo “Juan Antonio Ríos”. ¿Y quién era Juan Antonio Ríos”, ¿vai a seguir?...
1 Comments:
Nota dirigida al Sr. perro Horacio
Lamento profundamente el bochorno intelectual de nos hacen pasar los "estudiantes" del glorioso CEPP, sin embargo Ud en su conciencia perruna comprenderá que los chicos que viven en el patio trasero de Santiago de Chile no tienen -muchos de ellos- interés en leer,a ellos les importa un bledo su educación. Es probable que aquellos chicos que dieron aquel test de conocimientos sobre literatura, hayan estado confundidos por alguna sustancia vitamínica como: marijuana, pasta base, crack, chicota o bien cansados por el trabajo realizado en la feria el día anterior o de la violación perpetrada por el abuelo en aquella casucha dos por dos etc..
La verdad es que no es mi intención exculpar a los alumnos del CEPP, pero hay que reconocer que estos chicos son obra del modelo neo depredalista y por tanto seres que reproducen la imbecilidad mediatica y la frustración de la miseria.
Bueno ahora debo retirarme, luego le enviaré otro comentario.
Sin otro particular Luis Verdejo
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