Thursday, June 25, 2009

Bolsa de gatos

Por tener tres gatos en su departamento, una señora deberá pasar durmiendo catorce noches en la cárcel. Para las cámaras, la acompañó el señor navarro, candidato a presidente y senador de la República, quien deseaba dejar en claro lo injusto de la medida y que la ley, una vez más, no es igual para todos, ya que la “concertraición”, se ha convertido en una tremenda bolsa de gatos y nadie le ha dicho nada.
Pero donde ha quedado de manifiesto el desprestigio de la clase política chilena, es en el caso del diputado señor Maximiano Errázuriz, quien se embolsicó unos cuantos millones de pesos presentando contratos inexistentes por el arriendo de una sedes distritales fantasmas. Consultado al respecto y pese a ser abogado de profesión respondió: me enceguecí con la intención de servir(me), servir(me) y servir(me) a mi pueblo y a mi gente que no reparé en estos pequeños detalles y me embolsiqué algo así como treinta millones de pesos sin darme ni siquiera cuenta. El presidente de su partido, señor Larraín (notará usted, amable lector, que se trata de dos apellidos de la más rancia aristocracia chilena, perteneciente a las 100 familias chilenas, propietarias de ese largo y angosto fundo llamado Chile), expresó la voluntad de la colectividad política para defender a su diputado, diciendo que seguramente se trataba de un olvido, que no había intención de cometer fraude al Fisco y que le prestarían todo el apoyo para que se hiciera justicia como es debido y se limpiara el nombre y la honra de tan ilustre varón, sobre todo si se trata de un personaje de tan rancia estirpe. Pero sucede que un periodista le confirmó al señor Larraín que el señor Errázuriz había manifestado intención de devolver el dinero supuestamente mal habido, ante lo cuál el presidente del partido reaccionó airadamente, tal y como debe hacerlo un político en estos casos: ¡pero qué se cree el señor Errázuriz!, ¡cómo es posible que pretenda tamaño desatino!, ¡donde se ha visto que un político de vocación haya devuelto siquiera un centavo!, ¡esto atenta contra las bases mismas de la institucionalidad democrática!, ¡pone en riesgo toda la estructura partidaria!. En tal caso, el partido no tiene otra alternativa que expulsar inmediatamente de sus filas al diputado Errázuriz quién, además, no será respostulado y deberá abandonar para siempre la carrera política y el servicio público. El señor Errázuriz es una vergüenza para la clase política del país y también del mundo, su mal ejemplo casi nos cuesta la renuncia de mil militantes, indignados ante la actitud demencial del señor Errázuriz de querer devolver un dinero que legítimamente le pertenece. En último caso, si tenía algún cargo de conciencia, debió hacer llegar el cheque a la tesorería del partido, ¡pos hom…!
Distinto es el caso de una señora parlamentaria, la que se queda con el dinero que supuestamente es para pagar asesorías. En este caso, la diputada ha negado fehacientemente tal imputación, a pesar de las contundentes pruebas en su contra, demostrando una vocación política y de servicio a toda prueba. ¡Larga vida en el poder legislativo a la dama en cuestión! Lo mismo para todos aquellos diputados que, sorprendidos por cámaras ocultas, jugando con sus computadores, hablando por teléfono, firmando la lista de asistencia y rajando a 140 kilómetros por hora a Santiago, teniendo como sedes distritales las casas de amigos y parientes, votando en sala por otros diputados, etc.,etc., y etc. Dedicados y con vocación absoluta por el servicio público, han negado sobre la biblia su inmoral proceder. Por último, dicen, las reuniones de sala no son importantes, lo importante son los trabajos en comisiones, desde donde llegan las leyes listas para votarlas. ¿Se da cuenta?, aquí tenemos otra inmensa bolsa de gatos, acompañada de sinvergüenzura, mentiras, falsedades y engaños. Aquí, la derecha y la “concertraición” se visten exactamente con el mismo traje y hacen una defensa institucional de la desinteresada actividad política.
Un indignado perro Horacio se pregunta: ¿y si las reuniones en sala de los señores parlamentarios no tienen importancia, por qué durante veinte años no han reformado la manera de funcionar del Congreso? En otras palabras, ni siquiera mi perro se traga esta –otra más- rueda de carreta con que nos quieren engatusar esta manga de aprovechadores.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home