Parlamentarios chilensis en acción

Al conmemorarse 40 años del golpe militar chileno, el poder legislativo de ese país se ha unido a la serie de homenajes realizados a las víctimas de aquel brutal genocidio nada más ni nada menos que aprobando una ley que regula y también prohíbe el uso del ¡hilo curado!. Nada más atinado ni más adecuado para el mes de las fiestas patrias. Recién ahora caemos en cuenta: ¿cómo es posible que hayamos vivido más de doscientos años de vida republicana –excluyendo los 17 de dictadura, por cierto-  sin una ley sobre el hilo curado? Pero nuestros parlamentarios no se duermen en los laureles y preparan para el próximo año, ya que en estos momentos están en campaña, una ley que hará obligatoria la enseñanza de la cueca en todas las escuelas de Chile. De paso, esta ley normará sobre el uso del pañuelo en el baile nacional, pues como los pañuelos de género han desaparecido del vestuario, no se puede permitir el zapateo usando una servilleta de papel o un pedazo de papel higiénico. Quienes insistan en estas malas prácticas, serán sancionados con multas y también con presidio menor en su grado mínimo. Mi perro Horacio, de regreso ¡por fin! de su prolongado año sabático está en condiciones de asegurar que una mayoría de parlamentarios está por incluir en el texto legal un artículo transitorio que prohíbe el baile de la cueca en público a los señores Lavín, Piñera y Lagos Weber, dado que aún cuando los tres han tomado clases sobre la materia, siguen siendo más envarados que una gallina con taco alto, son tiesos al punto que parece que se han comido los tallarines crudos, es decir, no tienen dedos para el piano, mejor dicho, no tienen patas para el baile y sus saltos más parecen una danza llamando a la lluvia o una rogativa al Gran Manitú para que les ayude en sus planes electorales, cualquier cosa menos el baile nacional.

Como si lo anterior no bastara, los equipos que trabajan para senadores y diputados preparan los informes para presentar una ley que regule el uso y a veces hasta el abuso de los conocidísimos ¡porotos con tallarines!  Hasta ahora, nadie ha establecido una norma clara al respecto, dándose el caso de un negocio que se hace llamar “El palacio del poroto con rienda”, razón demás para la intervención parlamentaria, debido a que no falta el contradictor que alega que la frase correcta debe ser en plural.  Se trata dice, de “los porotos con riendas”. A mayor abundamiento, el catedrático  Hugo Delano, doctor en energía gasífera, está convencido que el nombre correcto es “porotos con tallarines” y de paso indica que ese plato por ningún motivo es chileno, pues los tallarines son de origen chino y los llevó Marco Polo a Italia y desde esa península viajaron al sur de América.  Dando una muestra de sabiduría nunca antes vista, los legisladores chilenos se aprestan a presentar leyes que regulen la presentación y el consumo de prietas, chunchules, sesos y charchas, lo que ha dejado ¡una vez más! asombrados a los parlamentos del mundo entero, preocupados todos de legislar sobre temas banales tales como la inversión extranjera, las condiciones laborales de los trabajadores, la vivienda, la justicia, la salud, la educación y tantas otras cosas que no hacen el menor impacto en la vida de las personas, pues lo que verdaderamente le interesa a la población son el hilo curado, el vino pipeño, las prietas y los chunchules. ¿No ve que ahora somos todos clase media?

Al terminar, mi perro Horacio quiere aclarar dos cosas: primero, la ley sobre el hilo curado y también la que habla sobre la cueca son ciertas, aunque usted no lo crea. Segundo, a pesar de sus 14 meses de meditación en El Tíbet, a mi perro le han bastado apenas dos semanas para darse cuenta que la estupidez humana (al menos en Chile) no tiene límites y no comprende cómo les pagamos millones  a un montón de ¿parlamentarios?, para que pierdan el tiempo aprobando y discutiendo leyes como las ya mencionadas.