Tuesday, July 28, 2009

Guerra Sucia

La campaña presidencial ha entrado en una etapa de acusaciones y desprestigios, principalmente entre don Lalo y Piñata. Que uno indultó a un narcotraficante, que el otro estuvo arrancando de la justicia para no ir en cana, que la fortuna de uno debe explicarse, que el otro donó sus anillos de matrimonio al sátrapa y así suma y sigue. En esta página estamos en condiciones de adelantar -en exclusiva- las acusaciones que vendrán más adelante. Por de pronto, es un hecho que don Lalo, en el pasado, se hizo una cirugía estética, pero no para verse más bonito, la cuál hubiera resultado en un profundo fracaso, sino que para tener el rostro que hoy luce, dado que cuando nació era muy bello y desentonaba entre toda su parentela. Además, según consta en las actas del proceso del año 1956, Piñata se quedaba con todos los vueltos, llegando a reunir una pequeña fortuna, con la que se dice, comenzó sus primeros negocios, origen oscuro de sus miles y miles de millones de pesos acumulados. El juez prohibió a sus padres mandarlo al almacén de la esquina, ni siquiera a pedir fiado, pues existían fundadas sospechas que se coludía con el almacenero y también con la empleada de la casa, la que habría recibido comisiones por morir en la rueda. También el candidato mediático tiene su hachita que afilar dado que serias e informadas investigaciones, demuestran que este muchacho se cagó y se meó hasta los cuatro años. La razón sería su fundimiento, pues hablaba a la perfección desde el año y medio. Si a eso se agrega que se cagaba en Francia, no es raro que actualmente deje la cagada en cuanto lugar se encuentre. Voceros de su comando dicen que está feliz con la abreviación de su nombre y apellido, es decir, MEO, pues lo identifica plenamente y le trae hermosos recuerdos de su infancia, con la mierda esparcida hasta sus pantorrillas.
En estos días de invierno, don Lalo y Piñata usan calzoncillos largos, se sospecha de uno que no se los saca ni para dormir, con ese antecedente no puede pretender ganar el voto de las jóvenes y ardientes mujeres chilenas. Como quedan cinco meses de campaña, serán muchas las acusaciones que vendrán para destapar el verdadero rostro de los aspirantes a la primera magistratura, que uno copiaba en las pruebas, que el otro se trabajaba a los profes con la chiva de ser el hijo del presidente, ambos fumaban en los baños del liceo y más de alguna vez se tomaron su “pilsoca” en los pastos de la universidad, destacando eso sí, la fama de chacotero de don Lalo que no se perdía carrete y era el alma de las fiestas, que no terminaban hasta que el joven Eduardo no se despachaba el chiste de la mujer manguera, hábito que abandonó una vez que contrajo matrimonio.
Como era de esperar, mi perro Horacio no acepta los términos de este artículo y deplora el triste y lamentable espectáculo que están dando principalmente dos candidatos, con acusaciones trasnochadas y de mal gusto, dejando de lado los verdaderos problemas que aquejan al país, tales como la cesantía y la tremenda desigualdad social, con una pésima salud, una educación infame y un grado de corrupción en todas las esferas, las que hablan de la descomposición del sistema político llevado a cabo por la “concertraición” y la derecha, que en el fondo son lo mismo pero con diferentes caras, más preocupados de arreglar sus situaciones personales que prestar un servicio al país. Coincide mi perro Horacio con el señor Villegas de Tolerancia Cero, que ha denominado este verdadero sainete político como una “chimuchina degradante” que desprestigia nuestra nación. Tanto don Lalo como Piñata dice mi can, deberían preocuparse de los temas que verdaderamente importan en tiempos de elección, informando sobre sus propuestas y planes de Gobierno, antes de seguir con esta sucia campaña, donde el que esté libre de culpas, que lance la primera piedra.

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