Tuesday, August 15, 2006

El puente se va a caer, va a caer.

Si usted desea dedicarse a la política y después de mucho “luchar” para que lo nombren candidato a un cargo de representación popular, no vaya a cometer la imbecilidad de prometer alguna cosa que sabe que no podrá hacerse (porque algo debe saber, ¿no le parece?), tal como un puente u otra cosa similar, ya que no faltarán los ingenuos que le crean y en algún momento lo harán pasar malos ratos a usted y a la coalición política que lo designó. Debe ofrecer cosas fáciles de lograr y que siempre dan resultados, tales como camisetas y pelotas para todos los clubes de la comuna, eso siempre resulta. Por lo demás, no las pagará de su bolsillo, basta con que diga que todos esas organizaciones beneficiadas una vez obtenida su personalidad jurídica, el candidato, personalmente y hasta las últimas consecuencias, se dirigirá a Chile Deportes para conseguir los bienes prometidos. La verdad que lo anterior es prácticamente un derecho, pero los electores no lo saben y capaz que digan que gracias a sus buenos oficios han conseguido tres pelotas y treinta y tres camisetas.
Comprométase de manera intangible, así no lo podrán pillar. Tome el ejemplo de un ex presidente, que basó su éxito en campaña usando el siguiente discurso: el problema no es lo que debe hacerse, sino como logramos hacerlo, de qué manera nos organizamos para llevar a cabo las iniciativas que en adelante puedan plantearse, pues si no sabemos como ni cuando ni donde, no estamos en condiciones de solucionar aquello que pueda proponerse, ése es el verdadero problema y no aquello que estamos concientes que ocurre y somos los primeros en lamentarlo.
Por lo demás, si quiere tener éxito en política, reconozca que su única meta es servirse del cargo que quiere lograr, que le interesa el billete y no otra cosa, que los electores y sus problemas lo tienen sin cuidado, lo único importante son los once millones cuatrocientos mil pesos mensuales más los negocios que pueda lograr en función del cargo, de tal manera de asegurar su vida por todo el resto de lo que le queda, ya que si pasó a formar parte de ese partido es porque usted no sabe hacer nada y tampoco tiene ideas y menos ideología. Aceptado esto, le recomiendo que escuche por lo menos dos veces a la semana los versos de Serrat, aprenderá que fueron escritos pensando en su persona y son un verdadero manual para su triunfo: “cubra sus bajos instintos con una piel de cordero”... “muéstrese en público cordial, atento, considerado, cortés, cumplido, educado, solícito y servicial. Y cuando la cague haga el favor, de engalanar la boñiga, que admirado el mundo diga, ¡qué lindo caga el señor!”... “Calumnie pero sin faltar, traicione con elegancia, perfume su repugnancia, con exquisita urbanidad”.
En campaña, diga que luchará por una mejor calidad de vida, por un ambiente libre de contaminación, por un cambio profundo en educación, salud, trabajo y justicia. Total, como todos esos sectores están dentro de los peores del mundo, cualquier cosa que usted diga podrá ser interpretada a favor de lo que “prometió”. Además, cuando esté totalmente seguro que la instalación de la planta, el basural o el aeropuerto son irreversibles, proteste junto a los vecinos, porte una bandera negra y diga que está pensando seriamente en renunciar al partido si se lleva adelante la iniciativa (que usted votó a favor, por supuesto) en beneficio del gran empresariado y perjudica a los habitantes del distrito. Otra vez Serrat: “Ponga por testigo a Dios y mienta convincentemente”... “las apariencias engañan, en beneficio de usted”... “que usted será lo que sea, escoria de los mortales, un perfecto desalmado, pero con buenos modales”.
Mi perro Horacio, informado desde siempre que la factibilidad económica de hacer un puente de tres kilómetros que una a la Isla de Chiloé con el continente es absolutamente inconveniente debido a los bajos flujos vehiculares, no se puede convencer que tres presidentes “concertraicionistas” hayan ilusionado a los chilotes con tan descabellada idea y menos que los insulares se la hayan creído. Todo por unos votos más. Por último, desconfía de la factibilidad técnica de esta iniciativa, ya que si se caen las carreteras y los puentes de menos de doscientos metros como el del río Loncomilla, se cuidaría de pasar por un puente tan largo y construido bajo los mismos parámetros de la ley de concesiones y con bases elaboradas por los técnicos del mismo Ministerio.

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