El zar del transporte.
¡Ahora sí!; ¡esta no puede fallar!. Pronto, pero muy pronto se acabará la desgracia del “Chantantiago”. En una actitud que no se veía desde los tiempos de la “glasnot”, el gobierno menchevique ha decidido nombrar un “zar” del transporte, el que debe ser aprobado por el “konsomol”, donde precisamente no tienen ni voz ni voto los bolcheviques.
Resulta que recién ahora, el politburó se da cuenta que la solución no es solamente inyectar millones y millones de rublos que irán a parar a los bolsillos de los empresarios sin que nada mejore, pues no es posible arreglo alguno mientras no existan sistemas de control que puedan determinar cuántos buses están trabajando y en que horario lo hacen. Ahora el “zar”, personaje milagroso al parecer, pondrá en cintura a los miserables y traerá la alegría a los sufrientes, incluida Anastasia, Fedor, Aliocha y Agrafena Alejandrovna.
Sin embargo, para que la tarea del zar resulte cien por ciento exitosa, se trabaja la idea de nombrar también un gran comendador, un mariscal de campo y unos cuantos chasquis para que transmitan velozmente las ubicaciones de alimentadores, troncales y clones.
Para apoyar la tarea de Nicolás II, se deben contratar unos cuantos jueces de línea, un capitán de palacio y dieciséis mil cosacos, los que a partir de las cuatro de la mañana de cada día entrarán en sus corceles y con una jauría de perros siguiéndolos, a las casas de los conductores para que inicien sus recorridos. Rumbo a Siberia mañana, saldrá la caravana, quien sabe si el sol, podrá iluminar esta marcha de horror… Si se presentan problemas de abastecimiento de combustible, el zar las proveerá de abundante vodka, suficiente para que sorteen con éxito el millón de hoyos capitalinos. Aún no se sabe bien en qué situación queda el Ministro de Transportes Smerdiakov Kortazovich, si subordinado al zar o con trabajos forzados en el archipiélago de Gulag.
El “kamarrada Horracio” no comprende como puede la zarina Nikituchka Bacheletovna seguir insistiendo con un plan absolutamente fracasado, cuando lo mejor sería entregar todo el poder a los soviets y hacer su propia perestroika. Lo anterior es tan evidente, que hasta los udiosos (¡incluso ellos!) han comprendido que el Malsantiago es una criatura que nació con evidentes malformaciones y absolutamente descerebrada. Como era de esperar, este sector no es capaz de ofrecer una solución y critica la alternativa propuesta por Eduardof en el sentido de estatizar al monstruo. Ni zares, emperadores, padrinos, monjes locos o Rasputín en persona serán capaces de solucionar la gran defecada que ha significado el nuevo y rápidamente fenecido sistema de transporte urbano de pasajeros, el que producirá su desalojo de palacio y el destierro más absoluto de toda su corte de incapaces aduladores. No cantes hermano no cantes, que Moscú está cubierto de nieve, ya los lobos aúllan de hambre, no cantes que Olga no viene… y sobre el mensaje del 21 de mayo, Horacio lo encuentra bastante “rakitín” y enmarcado como siempre, en los escasos márgenes que el sistema neoliberal impone. Recuerda mi perro que los tiempos hoy son otros y por lo tanto Miliukov no lleva velas en este entierro, lo mejor sería volver la vista hacia la plaza roja… mientras en Moscú, mi Olga tal vez a otro amor se entregó…
Resulta que recién ahora, el politburó se da cuenta que la solución no es solamente inyectar millones y millones de rublos que irán a parar a los bolsillos de los empresarios sin que nada mejore, pues no es posible arreglo alguno mientras no existan sistemas de control que puedan determinar cuántos buses están trabajando y en que horario lo hacen. Ahora el “zar”, personaje milagroso al parecer, pondrá en cintura a los miserables y traerá la alegría a los sufrientes, incluida Anastasia, Fedor, Aliocha y Agrafena Alejandrovna.
Sin embargo, para que la tarea del zar resulte cien por ciento exitosa, se trabaja la idea de nombrar también un gran comendador, un mariscal de campo y unos cuantos chasquis para que transmitan velozmente las ubicaciones de alimentadores, troncales y clones.
Para apoyar la tarea de Nicolás II, se deben contratar unos cuantos jueces de línea, un capitán de palacio y dieciséis mil cosacos, los que a partir de las cuatro de la mañana de cada día entrarán en sus corceles y con una jauría de perros siguiéndolos, a las casas de los conductores para que inicien sus recorridos. Rumbo a Siberia mañana, saldrá la caravana, quien sabe si el sol, podrá iluminar esta marcha de horror… Si se presentan problemas de abastecimiento de combustible, el zar las proveerá de abundante vodka, suficiente para que sorteen con éxito el millón de hoyos capitalinos. Aún no se sabe bien en qué situación queda el Ministro de Transportes Smerdiakov Kortazovich, si subordinado al zar o con trabajos forzados en el archipiélago de Gulag.
El “kamarrada Horracio” no comprende como puede la zarina Nikituchka Bacheletovna seguir insistiendo con un plan absolutamente fracasado, cuando lo mejor sería entregar todo el poder a los soviets y hacer su propia perestroika. Lo anterior es tan evidente, que hasta los udiosos (¡incluso ellos!) han comprendido que el Malsantiago es una criatura que nació con evidentes malformaciones y absolutamente descerebrada. Como era de esperar, este sector no es capaz de ofrecer una solución y critica la alternativa propuesta por Eduardof en el sentido de estatizar al monstruo. Ni zares, emperadores, padrinos, monjes locos o Rasputín en persona serán capaces de solucionar la gran defecada que ha significado el nuevo y rápidamente fenecido sistema de transporte urbano de pasajeros, el que producirá su desalojo de palacio y el destierro más absoluto de toda su corte de incapaces aduladores. No cantes hermano no cantes, que Moscú está cubierto de nieve, ya los lobos aúllan de hambre, no cantes que Olga no viene… y sobre el mensaje del 21 de mayo, Horacio lo encuentra bastante “rakitín” y enmarcado como siempre, en los escasos márgenes que el sistema neoliberal impone. Recuerda mi perro que los tiempos hoy son otros y por lo tanto Miliukov no lleva velas en este entierro, lo mejor sería volver la vista hacia la plaza roja… mientras en Moscú, mi Olga tal vez a otro amor se entregó…
0 Comments:
Post a Comment
<< Home