Monday, November 05, 2007

Cumbre Iberoamericana

Se viene la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. Asistirán, entre otros, los reyes de España y la presidenta y el presidente de la hermana República Argentina. Es decir, allende Los Andes también los cargos políticos se reparten entre la familia. Chile es, una vez más, el país con mayores ventajas para recibir a los dignatarios extranjeros, debido a que su modernidad supera con creces a sus tristes y subdesarrollados vecinos y la cumbre no significará ¡en lo absoluto! un gran gasto para el erario nacional, a lo sumo una propinas para los sirvientes que formarán parte de los séquitos de los gobernantes y sus primeras damas.
En efecto, si de transportar personas se trata, nada mejor que… ¡El Chantantiago!, moderno y tecnologizado sistema de transporte público, sí, público; que trabaja con una sincronización, eficiencia, limpieza, rapidez y a tan bajo costo, que será la envidia de los visitantes cuando aborden el móvil BH 345 troncal poniente y cómodamente sentados, con ventanas a la calle, sean conducidos a sus respectivos lugares de residencia mientras dure la cumbre.
No se crea que las comitivas alojarán en hoteles de cinco estrellas, ¡No!, ¡Cómo se le ocurre! Si aquí en Chile estamos a otro nivel. Cada delegación tiene asignada una vivienda básica puesta a su disposición por una familia solidaria que desea que Iberoamérica conozca las alturas que el país ha logrado en cuanto a casas y departamentos para los más necesitados. Desde luego, los reyes se instalarán en la población EL Castillo, tranquilo barrio popular, donde los muchachos invitarán por las noches a Juan Carlos a tomarse unas chelitas en la plaza (mira Juan Carlitro, muy rey serí, pero vay a tener que poner unas moneas pa otras chelas, si no, te vay a cocerte, Juanito)
El presidente colombiano estará a sus anchas en la Población Los Nogales, donde podrá comprobar -in situ- los convenios de cooperación entre sus compatriotas y los vecinos del citado asentamiento. Seguramente, las “aspiraciones” de algunos esforzados vecinos de ese sector de Estación Central coinciden ampliamente con los esfuerzos de exportación, venta y distribución que los queridos hermanos colombianos llevan a cabo por todo el continente. Estarán a disposición de los demás presidentes extranjeros, asentamientos tales como La Legua, Población Quinta Buin, El Cortijo, San Rafael y La Victoria, donde el compañero Chávez se sentirá a sus anchas. Todos acompañados por sus chaperones o chaperonas, que serán alumnas y alumnos de colegios municipalizados, ya que se quiere mostrar la preparación, la cultura y la educación de la juventud chilena. ¿pa’ onde quiere ir?; yo “cacho” que si “los” vamos “al tiro”, “igual” llegamos. “Tenimo” que “puro” darle. No, si estos “cabros”, que son “escueliados”, no hay duda.
Todas las delegaciones extranjeras serán atendidas, en caso de necesidad, a través del plan AUGE, maravilla mundial de la salud, moderna, gratuita, rápida, eficiente y definitiva. Para obtener aún mejores resultados, se estudian convenios con empresas privadas, las más interesadas son las funerarias. Si de justicia (¿qué será eso?)
se trata, los presidentes han solicitado expresamente ser atendidos por los tribunales chilenos, renunciando a sus inmunidades para tener la gran oportunidad de experimentar la satisfacción inmensa que significa someterse a su competencia, modelo de ecuanimidad, firmeza y corrección. (O sea se puede perder el expediente, porque los expedientes se pierden ¿me entiende?, pero habría que ponerse…)
Finalmente, mi perro Horacio, aunque no sabe de materias diplomáticas, desmiente lo expuesto, pues un extranjero, aún cuando sea el más humilde, no dura un día en Chile en las condiciones aquí descritas. Aclara mi perro que como siempre, las delegaciones se alojarán en los mejores hoteles, tendrán a su disposición automóviles de lujo y serán atendidos por personal del Ministerio de Relaciones Exteriores, los que tienen cargos desde tercer secretario hacia arriba y que además le pegan al “pitingle” o al “truqueo” según la jerga popular. En su ignorancia, Horacio no sabe para qué se celebran estas cumbres, pero está seguro que no es precisamente para conocer las condiciones en que nuestros pueblos sobreviven.

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