Monday, November 19, 2007

Terremoto en Tocopilla

El terremoto que afectó principalmente a la ciudad nortina de Tocopilla, ha mostrado al mundo ¡una vez más!, los extraordinarios niveles de desarrollo alcanzados por la población chilena, cualquiera sea el lugar donde se encuentren. En efecto, en esta nortina localidad, se han podido apreciar interiormente las mansiones ocupadas por los tocopillanos, que abrieron sus puertas para que las cámaras muestren al mundo y sus alrededores el lujo, el confort, la amplitud y hasta el derroche con que viven en medio del desierto. Como todos saben, no se necesitó enviar ayuda, ¡sería un insulto! ya que el menos poderoso de los habitantes, guarda provisiones para por lo menos un mes. Ni qué decir del agua, inmediatamente el municipio encargó 500 millones de litros de agua mineral ¡francesa!, la que en rápidos y modernos jets estuvo a disposición de las familias en 12 horas. Desde luego, esta se repartió de manera civilizada, en orden y solidaridad, prefiriendo algunos donar sus seis mil litros de agua al vecino por considerar que éste tenía mayores necesidades. Todavía quedan en las bodegas 185 millones de litros sin repartir.
Como todo no puede salir a pedir de boca, no faltan los aprovechadores y sinvergüenzas que han exigido se les remplacen sus Rolls Royce debido a que unas basuritas les han ensuciado la pintura. El Gobierno, sereno pero firme en su actuar, dio orden de sustituir solamente aquellos vehículos que resultaron con graves daños, siempre y cuando sean utilizados para ir a trabajar. Hay que inscribirse rápidamente para obtener una indemnización de cinco millones de pesos para reparar todos los automóviles de lujo, habituales en las casas de carpinteros, albañiles y otros similares. Lo que sobre del presupuesto de 50 mil millones de dólares destinados a catástrofes y otros sucesos similares, se ocupará en comprar insumos para el hospital cibernético y nuclear de Tocopilla, materiales para la universidad y el centro espacial, sin contar que los conciertos, las funciones de ópera y de ballet están financiados hasta el segundo semestre de 2008.
¿Qué subsisten los problemas?, sí pues, y graves. Se agotó el lomo y el entrecott por lo que la población se ha visto obligada a comer posta y sobrecostilla, no han llegado faisanes y el caviar ha cuadruplicado su precio. Los sesos de mono y la carne de jabalí sólo se venden los jueves y se agota la provisión en un par de horas. Un dato curioso: los diamantes bajaron su precio en un 3% a pesar del sostenido aumento de la demanda, ¿efectos del terremoto en el mercado tocopillano?
Mi perro Horacio, en su obcecación y, por qué no decirlo, fanatismo partidario, sólo ve malas condiciones de vida al interior de las casas destruidas por el sismo grado 7,7; observa pobreza y desolación, falta de organización, reacción lenta del aparato burocrático, desorden, llantos, aprovechamiento de comerciantes vendiendo lo que vale 300 en 1.000, justo cuando la gente más necesidades tiene. Este pobre y triste animal, incapaz de ver las maravillas del modelo neoliberal-concertraicionista, se fija en los saqueos y asaltos de la población para conseguir un litro de agua o un poco de leche para los niños. Apunta también mi perro que al parecer en Tocopilla no hay un mísero árbol, aún cuando se trate del desierto más árido del mundo, ¿no habrá posibilidades de un algarrobito más que sea, dijo el huaso? En su ceguera, opina ácidamente que hace falta cualquier acontecimiento de la naturaleza, tales como inundaciones, derrumbes, terremotos, etc., para que aparezca el verdadero rostro de Chile, el de la mayoría, donde se ve reflejada la inmensa pobreza, la falta de preparación y también la falta de solidaridad y compañerismo, pues a una respetable ciudadana no le importa llevarse 20 litros de agua mientras su vecina se muere de sed. Desde luego, en estos casos no pueden estar ausentes los discursos de los políticos “chantas” ni la cada vez más desgraciada condición humana.

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