Friday, December 07, 2007

Dicen que los monos...

¡Por fin!, la solución a todos los problemas que aquejan al país vendrá directamente desde Japón. Allá, unos chimpancés han demostrado una inteligencia superior a estudiantes universitarios en unas pruebas de secuencias numéricas. Los chimpancés, de cinco años, dieron cancha, tiro y lado recordando series de números a cambio de un simple maní, sobrándose incluso y cambiando de mano antes de terminar el ejercicio para recibir el premio con la mano derecha, mientras los estudiantes universitarios japoneses se equivocaban que es un gusto.
De inmediato, la organización para la transparencia pública, encargó a la universidad propietaria de los monitos la preparación de un nutrido contingente para que en breve plazo, se hagan cargo de ministerios, empresas públicas y proyectos de envergadura, pues está más que demostrado que los políticos y técnicos “concertraicionistas” se han mandado tremendas defecadas y su principal preocupación es rapiñar cuanto esté a su alcance, sin importar los perjuicos causados a las grandes mayorías. Dos macaquitos se harán cargo del “Chantantiago” en reemplazo de Smerdiakof Kortazovich. De partida, los monitos pidieron como única condición que desaparezcan definitivamente del negocio “Agarrete” y “Rapiñaquis”, para así poder solucionar definitivamente el desaguisado o proceder a su término, como ya avisoran los monitos, dando prueba fehaciente de su inteligencia, la que está a años luz de los humanus chilensis concertraitorus.
Un chimpancé muy lenguaraz se prepara rápidamente para hacerse cargo de la vocería de Gobierno, debido a que no es posible que la Zarina Bacheletovna haya nombrado en el cargo al profesor de historia, ególatra y desatinado a más no poder, poniendo en claro que inteligencia es lo que en este país falta. En otras palabras, mejor que un guatón repetido y chamullero es un mono, no cabe duda.
Monos expertos en obras civiles de ingeniería revisarán todos los planos y todas las propuestas del Ministerio de Obras Públicas para asegurar que los puentes no se caigan, que se terminen de construir las cárceles concesionadas y que las obras viales efectivamente funcionen y no pasen por el patio de las casas que no serían afectadas.
Desde luego, se han negado terminantemente a dirigir las fuerzas armadas, aduciendo que por ética no entran en negocios dirigidos por parientes cercanos, en este caso, gorilas. Desecharon también la televisión abierta, ya que por los canales deambulan demasiados personajes faunescos y los chimpancés –en un estudio preliminar- detectaron ausencia total de intelecto y abundancia de gritos y chillidos más propios de la selva que de un espacio de entretención y cultura.
Mi perro Horacio ladra de alegría ante tal noticia, y asegura que con los monos en altos cargos de dirección pública, la corrupción y el ladroneo no tendrán cabida, los chimpancés sólo cobran en maní y plátanos, no viajan en automóviles de lujo, se van a sus casas saltando de árbol en árbol y no viven en grandes mansiones, duermen en el cerro San Cristóbal sin soñar en vacaciones en las “Uropas”, ¿no ve que se trata de monitos inteligentes?, despojados de envidia y ambición, dos grandes lacras que atentan contra la felicidad de las personas. Solicita mi perro que los japoneses produzcan en serie chimpancés capaces de hacerse cargo de intendencias, gobernaciones y alcaldías y que se cree cuanto antes el PAPOCHI, es decir Partido Por los Chimpancés, para que democráticamente acceda al poder algún primate, pero con inteligencia, ¿no le parece?

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