Se alumbra la vida

¡No hay caso!, si los chilenos somos como tontos para lograr lo que se nos pida. En marzo, ahorramos energía eléctrica como malos de la cabeza, sobre un nueve por ciento. Pero no sólo de ese tipo de energía estamos hablando, ahora se trata de ahorrar a todo tiro y en cualquier instancia, pues el corte y el racionamiento se vienen en abril o mayo si no somos capaces de respirar la mitad, calentarnos hasta dos tercios y reducir la ingesta de líquidos espirituosos en un 20 por ciento. Por de pronto, conozco un grupo grande de muchachos y muchachas que están ahorrando energías como contratados, no van a la escuela, se levantan tipo 12 del día, almuerzan y vuelven a dormirse, no porque sean flojos consumados, sino porque le están haciendo un inmenso favor a la patria. Otro grupo grande se va a los parques vestido de colegial y holgazanea que es un gusto, usando los libros y mochilas como almohadas en este servicio país. Los menos osados van a la escuela, pero ahorran de tal manera que es seguro que durante los meses de invierno y en medio de lo más profundo de la crisis energética, no moverán un músculo en clases y permanecerán quietitos, quietitos, durante los recreos. No vaya a venir un profesor desubicado y pretenda enseñarles algo, pero en qué quedamos, ¿no íbamos a ahorrar energía? Por si fuera poco, pretenden ahorrar energía calórica, es decir, parafina, bencina, gas y similares, calentando el cuerpo a puro perreo, ponceo y poniéndole entre pera y bigote cada vez que la temperatura baje de los cinco grados. Y si sube, ¡también!
Campeones mundiales en el ahorro de energía son los futbolistas profesionales chilenos, se mueven menos que la mandíbula de arriba y trotan que es un gusto, guardando las energías para cuando haya carrete y cobro de premios.

Mi perro Horacio, recostado en sus jergones, nos ofrece algunos consejos para no desperdiciar energía. De partida, no vea teleseries, son malas, desubicadas, incultas, “charchas”, “insiminecupitres”, ridículas y apestosas. Son peores que acusación constitucional contra ministra religiosa recluida en convento. Tampoco gaste energías, al decir de Horacio, en este verdadero bodrio. Si de veras quiere aportar, no vea televisión, ahorrará energía eléctrica y a lo mejor puede que empiece a entender muchas cosas, aquellas que los noticiarios no muestran pues deben cumplir con la pauta que se han autoimpuesto. No gaste ni siquiera la milésima parte de un wat en tratar de encontrarle la parte honrada a un político, pura pérdida de energía, no desperdicie fuerzas en hacer algo para detener o disminuir la corrupción, no la para nadie ¡somos todos Lonconao!. Para evitar encender estufas, póngale un caldito de pata con ají, acuéstese temprano y acérquese a su “viejecita” por las noches, ¿cómo sabe si en una de esas? Desde luego, tome precauciones no vaya a ser cosa que por ahorrar energía nos sobrevenga una explosión demográfica y no habrá racionamiento que valga. Menos, mucho menos, trate de conocer las diferencias entre la “concertraición” y la derecha, ya le dije que se trata de exactamente lo mismo. Ocupe energías en pensar en un proyecto de futuro para la verdadera izquierda, no malgaste su tiempo en despotricar contra el “Chantantiago”, no se arregla ni siquiera con una central nuclear. Por último, dice mi esclarecido can, no pierda el tiempo leyendo estas mismas tonteras, deje de escuchar por un tiempo el tema de Illapu “Se alumbra la vida” y cámbielo por la canción “Penumbras” de Sandro. Bueno, ¿de qué se trata todo esto? o ¿vai a seguil?