Tuesday, September 23, 2008

En campaña

Se Acercan las elecciones municipales y la ciudad está poblada de afiches, lienzos, volantes y rayados anunciando los nombres de los trescientos cincuenta mil candidatos para concejales y alcaldes. Como si esto fuera poco, todos los municipios celebraron con grandes fiestas las efemérides patrias, fondas gratis, stands gratis, palos ensebados… ¡gratis!, ¡qué felicidad!, ¡qué alegría!, ¡somos millonarios!, espectáculos, conciertos, shows… ¡gratis!, invita el alcalde y el “olorable” concejo municipal. No, pero por favor, no se trata en ningún caso de siquiera un atisbo de intervención electoral, si el alcalde y los distinguidos concejales han estado en todas y en cada una de las celebraciones, no es porque deseen ser reelegidos o estén tratando de ganarse la simpatía de la gente, ¡para nada!, si asistieron es nada más debido al deseo incontenible de compartir con la gente de La Pintana, ya que como siempre han vivido en Vitacura, no han tenido la suerte de conocer de cerca las celebraciones de su “querido pueblo” y si el actual alcalde Pablo Andrés Errázuriz Larrañaga Pérez-Cotapos Larraín Vial accedió a bailar cueca con la gorda un tanto curanteada que lo arrastró a la pista, fue porque siempre tuvo la intención de hacerlo con la empleada puertas adentro que sus viejos mantenían en el fundo de Linares y no lo logró porque la “mujercita” “pos hom” murió después de cincuenta y cinco años de servicio y nunca se concretó el zapateo.
Lo que sí llama mucho la atención, es que por ninguna parte aparecen menciones a las tiendas políticas que patrocinan este verdadero enjambre de candidatos, no es posible saber si el colihuinca que postula a concejal por la comuna de Hoyo Hundido es concertraicionista uno, concertraicionista dos, nazi-anal, udioso, apoyado por Mangueira y Colloma, enamorado del billete, sucio, vil, canalla, ladrón sinvergüenza o efectivamente desea trabajar por los suyos, sin importarle un rábano los negociados en que podría participar sentándose en uno de los puestos del concejo. Extraño si se piensa que los partidos políticos en Chile son instituciones respetadas por sus ideales, por su abnegación en el servicio a los más necesitados, ejemplos de vocación, honradez y rectitud. ¡Que nadie se atreva a mancillar, ni siquiera con el pensamiento, a un partido político chileno, sobretodo si es de derecha o de la concertraición, que no es lo mismo pero es igual! ¡Son casi doscientos años de cristalina acción a favor de la patria y de sus más nobles ideales! Y si algún desventurado tiene una pizca de duda, le solicito consultar en Ferrocarriles, el “Chantantiago”, “Chilerecortes”, el sendero de Chile, Obras Públicas, INDAP, Codelco, el Metro, etc., etc, etc, pruebas irredargüibles como dijera Guat’evino, de la acción de los partidos y sus destacados militantes.
Mi perro Horacio no ha participado de esta crónica, pues se encuentra trabajando a jornada completa en la campaña propagandística del candidato Marañón Agarra-Aguirre, específicamente cuidando unas palomitas en la esquina de las calles Cinco de Abril con Irarrázaval. Desde luego, Horacio no tiene la menor intención de votar por el candidato, pero necesita las “moneas” para poder parar la olla y las campañas son una buena oportunidad para ello. Con la experiencia adquirida en estas dos últimas semanas, mi perro recomienda recibir todo lo que las candidaturas quieran regalar, pagos de cuentas de luz y agua, conexiones a Internet, tarjetas de gratuidad para el consultorio de salud, becas para la sala cuna, invitaciones al circo, pases libres para el metro, poleras (pueden servir para limpiar los vidrios), gorros, chapitas (se pueden vender al kilo) y similares. Advierte eso sí, que todo debe ser de inmediato, al instante, ya que en esta época los candidatos suelen prometer y nadie cumple (¡vote por nadie!). A lo que se ha negado rotundamente mi cuadrúpedo es a poner un letrero con la foto del candidato en el frontis de su pent house, una que el individuo en cuestión es más feo que pegarle a su mamá, aún con los retoques computacionales y otra que está bueno que en este hervidero eleccionario ganemos todos un “billetito”, pero también hay que ponerse algunos límites, ¿no le parece?

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