Thursday, August 14, 2008

Elecciones municipales

Como era de esperar. Una vez más, hemos logrado un record de nivel ¡mundial! en la inscripción de candidaturas para concejales y alcaldes, cuyas elecciones se llevarán a cabo en el mes de octubre próximo. Más de doce mil desinteresados ciudadanos chilenos quieren aportar con su tiempo, esfuerzo y sacrificio para sacar adelante a todas y cada una de las comunas del país, brindando mejores condiciones de vida a sus vecinos. Desde luego, cada uno de los doce mil candidatos ha vivido preocupado –desde siempre- por la suerte de sus conciudadanos, apoyándolos con dinero de su bolsillo si es necesario, por lo que es justo que en la próxima elección los favorezcan apoyándolos en las urnas. Que no le quepa a nadie ni la más mínima duda de que ¡ahora sí!, se solucionarán los problemas en educación, salud, justicia, vivienda, calidad de vida, transporte público, parques, paseos peatonales, plazas, semáforos, veredas, calles y luminarias, éstos son los verdaderos realizadores, muy distintos de aquellos ineptos y sinvergüenzas que la población ha elegido desde hace casi doscientos años (con excepción de los tiempos de nuestro bien amado, que Satanás tenga en sus infiernos), que sólo han usado sus cargos para viajar por las “Uropas” pagados con el escuálido presupuesto municipal o para servirse a cuchara llena gracias a los negociados detectados par la Contraloría en cuanta Municipalidad ha revisado y que ha costado la salida del cargo y la cárcel para unos cuántos “malandras” que fungen de representantes de la comunidad.
Pero como esto del servicio público es una vocación que al parecer está en los genes, no es raro ver en esta lista de candidatos a familias completas intentando ganar un sillón edilicio para poder favorecer a los más necesitados de cada comuna, es decir, ellos mismos. Famoso es el caso de un alcalde que tuvo que irse al “chucho” por haber tirado las manos más de lo conveniente, sin embargo, en el preciso instante que entraba a la “capacha”, a su esposa le sobrevino un ataque fulminante de “municipalitis” y hoy recorre las calles de su comuna pidiendo el voto para su candidatura y también algunos cigarrillos para llevarle a su marido a la cárcel. Pero si no hubiese sido la esposa, de seguro el mal habría atacado a su hijo mayor, a su hermano, a su papá e incluso hasta a su suegra si es que ella se compromete a un arreglo conveniente para las partes.
Donde sí tenemos un problema, es en el caso de los nombres, la ley no permite sobrenombres o chapas, como suele ser el caso de los candidatos prontuariados. Por eso es que don Serapio Gento debe sufrir las pullas de sus adversarios, máxime si entre sus amigos es conocido como Don Pío. ¡Vote por Pío Gento para alcalde!; ¡Pío Gento, alcalde!; ¡alcalde Pio Gento!. Con las mismas contradicciones vitales se encuentran la señora Dolores de Barriga, don Zacarías Flores del Campo y la señora Zoila Cabezas de Cordero. En la comuna de Putaendo, tres candidatos de la misma lista sortearon sus lugares en la papeleta de manera correlativa: Machuca, Melo, Espinoza. En realidad ellos querían aparecer como Melo Machuca Espinoza o por último como Espinoza, Machuca, Melo, hasta que el experto electoral del partido aconsejó que fueran como Melo, Espinoza, Machuca.
Mi perro Horacio no está para juegos de palabras ni de nombres y se sulfura al advertir que esto de las elecciones se ha convertido en un negocio, donde la demanda por arrimarse a estos cargos se convierte en razón de ser de los partidos políticos, sin importarles un bledo el electorado y tampoco los oscuros antecedentes de los candidatos, que obtienen, como en Viña del Mar, los papeles necesarios hasta de manera fraudulenta para seguir cuatro años más tirando las manos más que Martín Vargas. A tanto ha llegado el apetito, que la “Concertraición se presenta dividida, pues donde agarran tres, lo más bien pueden agarrar seis y a todo ritmo, antes que los desatinados de Renovación Nazi-anal y los Udiosos los desalojen y les quiten el lugar para entrar a servirse con cuchara grande y más encima sin apartador. Por si esto fuera poco, aquellos alcaldes y concejales que han sido desautorizados por sus partidos por ser peores que Alí Babá, se han presentado por su cuenta, ya que es difícil destrabar la mandíbula una vez acostumbrados al olor, el color y el sabor del billete.

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