Sunday, June 17, 2007

Huevón maricón

¡Inconcebible! Se atenta contra los más queridos valores de la conciencia nazi-anal, la patria, la bandera, los melones, las enaguas, los calzones, la cueca, la cordillera, el reloj de flores, los mercados, las longanizas, los ajos, los “paltoces”, la basura, la gallina ¡NO! Al obligar a uno de esos héroes, cuyo nombre quedará grabado a fuego en los corazones de millones de chilenos que vieron como estos émulos de Rodríguez, Carrera, O”Higgins, San Martín, Amunategui, Huérfanos, Agustinas y La Estación Mapocho, se jugaban la vida a diario para preservar la nuestra. Y no sólo eso, sino que defendieron a muerte la cordillera y sus límpidas aguas para vendérselas a los españoles, nuestras riquezas marinas y mineras fueron igualmente protegidas contra el invasor externo y estarán siempre en manos de norteamericanos, finlandeses, japoneses, ingleses y uno que otro connacional con “tellebi”. Gracias a estos próceres, ningún árbol de nuestros inconmensurables bosques será mancillado por mano chilena, todos a disposición del capital extranjero, ¡viva la patria y la libertad!, ¡viva la patria y la libertad!
Por eso y por mucho más es que Radúl Churretiaga Huevman debe seguir la senda del guerrillero y formar las milicias de la resistencia, que más temprano que tarde liberarán de las garras del opresor al Mamo y a toda su manga de infelices, los mismos que ofrecen un penoso espectáculo en los tribunales tratando de sacarle el cuerpo a tanta y tanta fechoría cometida: violaciones a hombres y mujeres, torturas a diestra y siniestra, asesinatos, secuestros, desapariciones, etc., etc., siempre con ventaja, con prisioneros y prisioneras vendados y amarrados, dando a conocer así su miseria, pobreza y cobardía como seres humanos. ¡La gallina NO!
Churretiaga, también conocido como Luis Gutiérrez en sus misiones de “inteligencia”, demostró desde sus inicios falta absoluta de criterio, entendimiento y discapacidades varias, su momento de gloria lo tuvo cuando se le pidió dibujar la letra “o” y se valió de una hallulla para lograrlo. Intentando jugar al fútbol, lo convencieron de que la pelota daba botes porque tenía un conejo en su interior, todavía cree que las guaguas vienen de París o al menos eso le contó su señora en las ocasiones que Radulito se ponía cariñoso y quería encuentros cercanos del tercer tipo. Fue nombrado jefe del servicio exterior de la DINA, cuando, como general inspector de sanidad, ordenó ponerle platillos y cucharas a las tazas de los wáteres. ¡Solo por la calle yo me voy, y la gente no sonríe más, solo me voy triste, sin ningún mañana, todo el mundo viejo yo veré!
Con ese intelecto superior, se pavoneaba en los pasillos de los juzgados, convencido de que los jueces e investigadores no iban a ser capaces de desenmascarar sus tropelías, con un sombrero que acentuaba su total y absoluta ridiculez, representante privilegiado de un grupo de desgaciados e infelices que mostraron en esos aciagos tiempos lo peor de lo peor que una institución, antes querida y respetada, puede cobijar en sus filas.
Mi perro Horacio, a propósito de la injusticia cometida contra Churretiaga, recuerda que hasta Michael Towley declaró contra este espantajo en el proceso llevado a cabo en Argentina contra Arancibia Clavel, uno de los esbirros de Radulito, hoy condenado a cadena perpetua por el asesinato de Prats. ¡Pero que enano más avezado, tan chiquitito y tan desgraciado! Horacio no quiere creer que haya sido el juez quien le cantó a Churretiaga Huevman la canción de Solis (Javier): ¡te vas porque yo quiero que te vayas, a lo hora que yo quiero te detengo…! Hace fuerzas mi perro para que este criminal sea puesto cuanto antes entre rejas y responda por la desaparición del militante del MIR y también por todos sus otros crímenes. Por último donde esté escondido, si no tiene baño, que se eche una cagadita en el sombrero, capaz que después de eso se lo ponga. Notaría bien poca diferencia.

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