Vendedores de ilusiones

Si de educación se trata, el lucro, el afán de legítimas utilidades, la justa ganancia, la rentabilidad sobre el capital invertido o como quiera que se llame, ha dado origen en la educación superior, a extraordinarias ideas para formar a la juventud chilena en nuevas y superiores competencias, las que les permitirán ¡en sólo dos años!, ingresar al mundo del trabajo como técnicos calificados en las disciplinas más diversas. Por supuesto, los inversionistas del negocio educacional, analizan bien los mercados para preparar técnicos y profesionales en aquellos sectores más demandados, tal como lo mostró la televisión la semana pasada, donde sesenta alumnos de Punta Arenas están estudiando la carrera de técnicos en rehabilitación terapéutica y uno se ha empleado, con título en la mano, como auxiliar en una sala de rehabilitación kinesiológica y otra muchacha alcanza un brillante futuro como asistente de un dentista.

No es necesario escarbar mucho para encontrar al Instituto Profesional “Las Tres Pelotitas de Huano”, decidido colaborador del Estado en materia educacional y que ofrece a sus “distinguidos clientes” la carrera de “Técnico de Nivel Superior en Transporte, Distribución y Venta de Material Periodístico Impreso”, conocida antiguamente como suplementero. Hurgando a través de Internet, es posible dar con un Centro de Formación Técnica que ofrece la carrera de Ingeniero de Ejecución en alisamiento y doblado de bolsas plásticas. En los avisos publicitarios se puede leer: “carrera de brillante futuro, pues día a día los supermercados entregan más y más bolsas plásticas a sus compradores, creándose así un espacio para que este profesional ofrezca sus servicios en forma independiente. Esta carrera cuenta con una malla curricular que comprende tres tipos de diseño de doblado de bolsas: el americano, el europeo y el nacional, lo que unido a cátedras de administración, gestión y comercialización lo capacita para que forme su propia cartera de clientes, a los que podrá visitar semanalmente para doblarle las bolsas a gusto del usuario”.
Incluso, se encontró un instituto para aquellos muchachos que no quieren estudiar y son empujados por sus padres para capacitarse: “joven, ¿quieres hacer nada y titularte en cuatro semestres? Instituto Los Vagos de Chile te garantiza una total y absoluta formación en ese campo, por sólo $87.000 mensuales. Prácticas aseguradas en la “Sotihue”, amplios patios, gran casino y todo tipo de juegos para que, si sabías algo, se te olvide durante los primeros tres meses de clases. Al término de tu período lectivo y habiendo pagado puntualmente, recibirás un diploma certificando tus totales inhabilidades e incompetencias, siendo un diamante en bruto para cualquier cargo en cualquier empresa, sobre todo si es en el sector público, donde seguro llegarás muy alto, pues allí el que sabe, sabe y el que no sabe es jefe. Se entrevistó al decano de la carrera de doctor en Ciencias Ocultas, quien no quiso revelar ni el nombre ni la ubicación ni las materias a tratar pues si así lo hiciera, desocultaría las ciencias y sería expulsado en el acto, por lo que no podemos entregar más antecedentes al respecto.
Mi perro Horacio, con su título de técnico en cuidado y vigilancia de hogares particulares bajo el brazo, se indigna al ver como existen unos sinvergüenzas que lo único que buscan es jugar con las esperanzas de miles y miles de muchachos, casi siempre de orígenes modestos, al ofrecerles carreras sin ningún futuro y títulos obtenidos sin grandes esfuerzos, pero que de poco sirven. Lo importante para ellos es vender una ilusión y que los incautos paguen sagradamente. Desde luego, la ley los ampara y no se puede hacer nada si alguno de estos mercaderes “crea” una carrera estrambótica y los planes son aprobados por el Ministerio. Obviamente, la nueva ley de educación no contempla variaciones en este campo, ya que podría tocar poderosos intereses y atentar contra la libre empresa, la cacha de la espada y la pata de la guagua. Para que no haya confusiones, mi perro aclara que en este negocio sí existen instituciones y personas honradas que intentan entregar una educación de calidad y de acuerdo a las demandas del mercado laboral, pero desgraciadamente son las menos y no pueden competir contra estos vendedores de ilusiones, expertos en cantos de sirena.