Friday, December 19, 2008

Y líbranos de todo mal, amén

¡No hay derecho!, cada hombre y mujer bien nacido tiene la obligación moral de protestar enérgicamente por este verdadero atentado a las raíces mismas del extraordinario sistema capitalista neoliberal que guía nuestras maravillosas vidas. Me refiero específicamente al crimen brutal cometido por las autoridades argentinas, que, aliados con parlamentarios de un congreso canallesco y degenerado, han acordado ¡estatizar! las asociaciones de fondos de previsión de los trabajadores argentinos, hasta ayer muy bien resguardados por éticas y honradas empresas privadas, las que, siguiendo el signo de los tiempos y las estupendas actuaciones de las manos invisibles de los sacrosantos mercados, habían hecho perder miles y miles de millones de dólares a sus asociados, tal como la tradición manda que ocurra, no vaya a ser cosa que un par de futuros jubilados salga de la pobreza en que actualmente se debaten y entre en el mundo de los ricos y poderosos, trastocando de esa forma el orden social por Dios establecido, creando perturbadoras apetencias en aquellos que por ley divina pertenecen y pertenecerán a la clase desposeída. Lo anterior demuestra a qué grado de descomposición ha llegado la sociedad argentina, la cuál, no contenta con haber consumado esta miserable infamia, ha procedido, ¡por ley! a estatizar la compañía de aerolíneas argentinas, que apenas tenía una deuda de mil quinientos millones de dólares y un patrimonio de doscientos, fruto de la extraordinaria administración privada, aquella que el altísimo bendice desde el cielo y consagra como la única forma en que los pueblos puedan llegar al cielo, según versa en el evangelio de San Hurtado, capítulo veintitrés, versículo central.
Debemos, ¡ahora ya! Utilizar las redes de Internet y cuanto medio esté a nuestro alcance para iniciar una campaña y lograr que el santo país del norte bombardee la Casa Rosada y el parlamento bonaerense, cuidándose de no tocar el Obelisco, ya que se piensa privatizar en un futuro cercano cuando el país del este quede libre de estos pestilentes talibanes herejes y estatizadores. Con esto queda demostrado que Marx, Lenin y Stalin no han muerto como nos quiere hacer creer la historia, sino que viven en Argentina como vulgares gauchos matreros ¡rarrurra!, hinchando por Boca y tomando mate en la mañanita.
¡Qué distinto!, pero qué distinto queridos hermanos, es la actual situación de Chile, país bendecido por el santo capital y entregado por entero a la Santísima Trinidad que guía nuestros destinos hacia la salvación divina: Concertraición, Derecha y Empresa Privada, tres personas distintas pero un solo Dios, el nunca bien ponderado Becerro de Oro, ¡qué lindos sus templos de adoración!, conocidos también como Malls, donde es posible comprar ofrendas para todos los gustos y de todos los precios. Qué adorable es ver, como todos los sábados, domingos y fiestas de guardar, concurre la familia chilena en procesión a rendir culto a nuestro amadísimo becerro. No ya dejando el diezmo que al culto le corresponde, sino que ofrendando el cien por ciento de sus escuálidos ingresos, sin contar aquellos verdaderos mártires del consumo, que han ofrecido como óbolo hasta dieciséis veces lo que ganan en un mes, viviendo atosigados hasta el cogote con las cuentas de las grandes tiendas comerciales, de los bancos y tarjetas de crédito, verdadero camino de sacrificio y penitencia, que los llevará a gozar de las bondades que San Sebastián del Pí ofrece una vez que abandonen la vida material. Mientras tanto, la Santísima Trinidad privatiza el agua y se produce el milagro de la multiplicación de los peces, ahora convertidos en salmones privados y con epidemia incluida, pero como se trata de un solo Dios, la Concertraición les pasará unos doscientos cincuenta millones de dólares para que no se detenga el milagro y puedan abrirse las aguas para que Moisés pueda conducir al pueblo elegido, esta vez movilizado en el “Chantantiago”.
Aquí, el único ateo y pecador recalcitrante es mi perro Horacio, que aplaude las estatizaciones llevadas a cabo por la señora Kirchner y aprobadas por el Parlamento, pues han evitado que se siga perdiendo el dinero de las jubilaciones para los trabajadores argentinos, tal como pasa en Chile, dado que en esta larga y angosta faja se perdió en menos de un año el ahorro logrado en alrededor de veinte, sin que los dueños de las AFP hayan perdido un centavo. Ladra fuertemente mi perro por una reforma profunda al sistema, sin descartar una medida parecida a la argentina, no desecha la creación de una AFP estatal y compra una caja llena de zapatos usados del número cuarenta y cuatro para lanzárselos a cuanto demonio insista en defender lo indefendible, es decir, que las pensiones privadas son mejores que las pensiones públicas, más encima con el aval del Estado. Basa sus afirmaciones en una encuesta publicada recién por la Universidad Diego Portales, donde, sorprendentemente, una inmensa mayoría de chilenos está por una mayor intervención del Estado, con más empresas públicas e incluso con supermercados estatales. ¿No será que nos estamos apartando del camino del bien para sentirnos tentados con el facilismo de la perdición? Lo más probable es que muchos ya se hayan dado cuenta que en la empresa privada también tiran las manos, pero claro, de forma legal, elegante y no como gato de campo tal como lo hace la Concertraición y por último, si me pasai el parte te cago, no vis que soy Senador de la República y a vos apenas te da pa’ paco... ¿Igual me lo vai a pasar?... Ya no más, cagaste te mandó saludos.