Monday, January 05, 2009

Una de Vampiros

Con gran éxito se estrenó en Estados Unidos y también en Chile, una película que tiene como tema central a los vampiros. Ha sido tal el entusiasmo, que a la salida de los cines, las muchachas han solicitado a voz en cuello la aparición de uno de estos animales con figura humana para que ejerza como novio y les chupe prontamente la sangre, haciéndoles poner los ojos blancos de dicha y felicidad y más encima las lleve a gozar de la vida eterna. De inmediato, se han presentado como candidatos una gran cantidad de postulantes, deseosos de seguir hincando los colmillos en las partes más jugosas del animal tal y como lo vienen haciendo desde hace más de treinta y cinco años, cuando surgió en escena el vampiro mayor, el mismo que convirtió a Chile en un país de tinieblas y dio paso a una orgía de sangre jamás vista por estas tierras, succionando a través de sus muertos vivos a miles y miles de chilenos, haciendo desaparecer sus cadáveres y negando sus trapacerías hasta el fin de sus días, cuando con una estaca de roble, un desconocido héroe popular puso fin a su existencia.
Lamentablemente, tal y como sucede en todas estas películas, la maldición no terminó con la estaca de roble, pues el vampiro mayor contagió a miles de discípulos, los que a su vez contagiaron a otros miles más, extendiéndose la epidemia a tal punto, que los buenos no lograron, ni lograrán, en ningún momento tomar el control de palacio, que ahora es dirigido por la simpatiquísima Zarina Bacheletovna, de quien se sospecha sigue siendo humana, pero está totalmente controlada por unos chupasangre, los que se pasean de día y de noche por las habitaciones de palacio y organizan sus salidas nocturnas a casas de los súbditos para dar rienda suelta a sus incontrolables chupeteos.
Es así como se chuparon en menos de tres años la inmensa cantidad de mil quinientos millones de dólares en ferrocarriles, le han hecho chupete a cuanta repartición pública, inocentemente, los haya acogido en su seno. En algunas, no se han contentado con sólo unas chupaditas o pequeños mordiscos, sino que le han mandado unos verdaderos tarascazos, arriando con papas y caldo, dejando a los pobres que allí laboran, más desguañangados que Tontín y el hijo del capitán corneta bailando cueca, como se puede apreciar en Chilerecortes, el Mop, Enap, Codelco, Registro Civil, etc.,
Pero no se crea que la vampiromanía desaparecerá cuando la “concertraición” sea desalojada de palacio, pues se apronta a desplazarlos de la Moneda otra banda de quirópteros mucho más peligrosos y más sedientos de sangre, pues son descendientes directos del vampiro mayor, al que desconocen en público pero adoran en secreto y le rinden culto a través de misas negras realizadas semanalmente en las catacumbas de propiedad de un vampiro chico, panzón y patas chuecas, que se viste con unas túnicas adornadas con brillantes plumas negras de gallo de la pasión y sacrifica dos ovejas negras a la memoria del sátrapa, rogando le ayude desde el averno para lograr hacerse con el sillón de la Zarina y así poder establecer una conexión directa con Transilvania, pues los actuales chupasangre apenas han podido conectarse con el Transantiago, de puro rascas que son.
Mi perro Horacio llama a la población a poner fin a esta historia de terror, a no tener miedo ni del vampiro chico y menos del vampiro narigón, pues se trata de más de lo mismo, desposte del animal, conchupancia y chupeteo para los vampiros del partido, con mucha más muerte anticipada, sobretodo en salud, trabajo y educación y nada de paraíso y menos vida eterna, amén. Termina mi perro diciendo que nada se saca con combatir a esta plaga con agua bendita, pues son inmunes a este líquido desde que algunas importantes sotanas hicieron pacto con los monstruos otorgándoles cancha, tiro y lado. Lo mejor, opina Horacio, es conseguir buenas estacas de roble y apuntarles directo al pecho, pues corazón es poco probable que tengan.