Tuesday, June 01, 2010

La revolución educacional de Tontín.

Señor Apoderado: La presente comunicación tiene como objetivo informar a usted las condiciones de la escuela básica TKG 69, donde a veces asiste su hijo en calidad de alumno del quinto básico.
En primer término, el puntaje de esta escuela en las pruebas SIMCE, que miden el conocimiento y las destrezas alcanzadas por sus alumnos después de varios años de transcurrido el proceso enseñanza-aprendizaje, es negativo. Eso quiere decir que los alumnos son más redondos que una hallulla y que no saben hacer la letra “o” ni con una “monea”.
Este Gobierno, con el presidente Piraña y su lugarteniente educativo Joaquín Tontín, quieren informar a todos los padres y apoderados los rendimientos de todas las escuelas de la comuna, para que exista igualdad de oportunidades y los padres lleven a sus pupilos a los establecimientos de mejor rendimiento. En su caso, todas las escuelas, en un radio de sesenta kilómetros a la redonda, son más malas que una limonada de ajos. La única posibilidad que usted tiene es mandar al “cabro” chico a un establecimiento escolar que queda a tres horas de viaje y donde le cobrarán ciento cincuenta “lucas” mensuales. Le aclaro que a lo mejor ni siquiera se lo admiten, ya que con la cara de punga que tiene el “baby” y el antecedente de haberle intentado pifiar el paño al profe de castellano y tocarle el tambembe a la mij… perdón, profesora de educación física, las posibilidades disminuyen al mínimo.
Pero como esta administración tiene como norte transparentar la realidad de la “enducación shilena”, informamos a usted que el director del establecimiento es bueno para “el copete” y guarda una garrafa de pipeño detrás del estante de los libros de clases. El auxiliar o servicio menor, como se dice, se pega su “fierrazo” de cuando en cuando, se sospecha que “el dire” sabe pero muere en la rueda pues se trata del funcionario que compra la garrafa y se lleva al director para la casa en una carretilla cuando el “pipeñito” sale muy agarrador. El Inspector General le hace empeño a la Bibliotecaria; ésta no es indiferente a los requerimientos del galán. Ambos están encargados de las fiestas y celebraciones y parten tempranito a comprar carnes, vinos y cervezas para preparar “asaos” o “asaítos”, pues en Chile la palabra asado no existe. Siempre que hay “vituperio”, la parejita desaparece tempranito. En esta escuela también hay excelente personal y profesores, los que por algún motivo no logran imponerse.
Mejor ni le cuento como son los padres y apoderados de esta escuela, si un profe mira mal al “broca cochi” o le pone mala nota, no sale vivo de la “pobla”. Las “mamáes” llegan a las ocho a dejar al pupilo y se quedan de cogote cruzado toda la mañana, algunas se instalan en las salas de clases y otras comadrean en el patio ¿No tendrán nada que hacer en sus casas? Cuando un viejo chico las quiso echar debido a que entorpecían el proceso educativo, quemaron el laboratorio de computación y quebraron todos los vidrios de la cocina. En resumen, este ministro no sabe para qué manda usted a su hijo a la escuela y tampoco cuál es la razón por la que le escribe esta carta, pero le aseguro que en cuatro años más, Chile tendrá una educación similar a los países del primer mundo, basta con unos liceos más por aquí y por allá y unas subvenciones especiales para los sectores vulnerables. Total, se trata de Joaquín Tontín, el “cosista” que dejó las tremendas cagadas cuando fue Alcalde de la Comuna de Santiago, el mismo que hace un paquete y deja las manos adentro, el que le puso platillo y cuchara a la taza del water y la verdad, la verdad, la educación chilena no se mejora ni auque mi perro Horacio, con toda su experiencia y sabiduría, la dirija durante cincuenta años. He dicho.