Monday, August 22, 2011

Por el cambio absoluto del modelo educacional

Mire, nosotros no queremos más arroz. ¡Pero cuál es el problema, jóvenes! Les agradezco su preocupación, a partir de mañana, les daremos ¡arroz con mayonesa! Después de 20 días de manifestaciones, tomas, declaraciones, desfiles, foros, los estudiantes insisten: ¡no queremos arroz! Inteligentemente el Gobierno responde: hemos hecho un gran esfuerzo al agregar mayonesa, pero por el bien de la educación chilena, les ofrecemos ¡arroz con mayonesa y kétchup! Continúa la movilización, se va a perder el año escolar y el Gobierno, en un máximo esfuerzo y aplicando todo su intelecto ofrece como solución final ¡arroz con mayonesa, kétchup y un huevo frito!: Todo lo anterior, con un costo de ¡cuatro mil millones de dólares anuales! (¡P’tas los huevos pa’ caros!). Este Gobierno aprovecha la ocasión para agradecer a los estudiantes, pues nos han demostrado que el arroz es muy malo, pero con los agregados que valientemente estamos incluyendo, volverán a los comedores y se zamparán toneladas de arroz por otros treinta años. Oiga, Ministro, ¿usted es amigo con H o está convencido que Piraña es “tiligente y biloso”? Entienda de una vez por todas: ¡NO QUEREMOS ARROZ! No importa si lo acompaña con una chuleta, no volvemos a comer hasta que el arroz desaparezca del menú. Entonces no hay acuerdo, somos amigos de los proveedores de arroz y también les pagamos a los cocineros, por ningún motivo vamos a cambiar el arroz por pescado o por pollo, ya que el arroz es importado y no podemos cambiar las reglas del juego, miles de millones de dólares están en el baile.
Como Mi perro Horacio no está para eufemismos, claramente le dice a Piraña y compañía que deje de fastidiar y entienda de una vez por todas que lo que la sociedad y los estudiantes están pidiendo es un cambio total y absoluto del modelo educacional instaurado por los lacayos del fenecido sátrapa para su propia conveniencia, el mismo que los “concertraicionistas” aprovecharon para instalar sus propios colegios y “uniisidaes”. Es decir, comenta Horacio, aquí se trata de barrer con todo lo hecho durante más de treinta años, un modelo educacional que ha enriquecido incluso a grupos económicos extranjeros, otorgando un “producto” caro, malo e innecesario. A propósito de lo anterior, la veterana Matthei, ministra del trabajo de Piraña, opina que cuando los liceos y colegios estaban a cargo del ministerio de educación, entregaban una educación de peor calidad que la actual. ¡Pero de qué estamos hablando!, retruca Horacio, si este perro, de extracción humilde y proletaria hizo seis cursos primarios, seis cursos secundarios y estudió una profesión universitaria completa, con título y todo en el sistema educacional chileno, público, gratuito y de calidad, donde la familia pobre se involucraba en el aprendizaje de sus hijos, los profesores eran profesionales respetados y con un sueldo decente y existía disciplina suficiente para que los muchachos no se subieran por el chorro, teniendo como obligación aprender y hacer méritos para poder continuar sus estudios.
Si damos educación gratuita, beneficiaremos a los más ricos. Es decir, o somos más tontos que el mismísimo Tontín o esta gente nos quiere meter el dedo en la boca, pues ¿Cómo no va a ser posible calcular el número de alumnos que proviene precisamente del estrato más privilegiado del país? En consecuencia, ¿a qué nivel de imbecilidad hemos llegado para contestar al clamor de los estudiantes con tamañas ruedas de carreta?
Para terminar y antes que el perro se ponga furioso y lance dentelladas a diestra y siniestra, se conmina al señor Piraña y secuaces a sincerar el conflicto y decir de una vez por todas que no tienen intención de sacar el arroz de la dieta estudiantil, dado que ese alimento forma parte del ADN de estos “mercachifles” o atreverse a pegarle un verdadero guadañazo al modelo educacional y comenzar a trabajar en un modelo nuevo, consensuado con todos los actores de la sociedad, para que alguna vez volvamos a encontrar en algunos lugares de Chile personas capaces de sostener una conversación que prescinda de la farándula, la “señalética”, la “pega” y las “lucas”.

Thursday, August 04, 2011

¡Atrás, atrás, Gobierno incapaz!

Hoy, en instancias que alumnos de distintas universidades junto a estudiantes de educación media protestaban en el centro de la ciudad de Santiago de Chile, han sido fuertemente reprimidos por la fuerza policial piñerista, sin mediar provocación alguna, según lo informa un reportero de la televisión nacional. Mi perro Horacio está convencido que este accionar de la represión es acorde al carácter del nuevo ministro de educación, dado que antes de ser nombrado en el cargo estaba dedicado a reformar el sistema carcelario chileno, “gran obra” que dejó inconclusa para “ministeriar” en “enducación”. En consecuencia, no sabe distinguir entre un reo y un estudiante, por lo que a ambos les aplica el mismo tratamiento: primero palos y después preguntar ¿de qué me dijo que quería el “sanguche”? Mi perro Horacio no entiende cómo es posible que el gobierno chileno sea tan obtuso, incapaz de encontrar una solución decente al problema de la educación chilena, con huelgas y tomas de establecimientos escolares que se repiten en todas las regiones del país. Como muestra de lo anterior, ofrece un plan de 21 puntos que apenas significan más de lo mismo, dado que su ceguera sistémica lo restringe al mundo de los préstamos, intereses, bonos, tasas de interés y similares, sin entender que el sistema ya no es solución, que es menester salir de ese marco e intervenir activamente en un ”mercado” que nunca ha sido. No puede entender mi perro como los campeones de la gestión están dispuestos a seguir comprando un producto caro, malo y además, absolutamente innecesario para el país. Para mejor darse a entender, mi perro explica que el Estado no debe por ningún motivo invertir un peso fiscal en la “formación” de un periodista en una “uniisidá privá” si primero, el país no lo necesita, segundo, es caro y tercero es más malo que el que revolvió la fogata con la patita de la guagua. Son esos “profesionales” los que después escriben o hablan “joyitas” tales como “señalética”, hacer la “pega” o gastar “las lucas”. Esos que confunden a Roberto Bolaños con Chespirito, que han querido casar al papa con la Señora Bolocco y han querido convertirse en yeguas porque les encantan los caballos, los que creen que Robinson Crusoe existió y más encima, descubrió las islas chilenas cuando se perdió de la competencia de veleros organizada por don Cristóbal Colón, están convencidos que a los chanchos les han puesto el nombre por cochinos. También están, desde luego, los ignorantes que en su afán de descalificar son capaces de confundir sionismo con semitismo, ¡qué barbaridad!
Lo anterior, explica mi perro, también es válido para las ”uniisidaeh” que ofrecen la carrera de “psilogía” o “pisicología” según sea el grado de “calidad” de la casa de “estudios”, carreras de derecho, y varias de aquellas que sólo necesitan tiza y pizarrón. El Gobierno, dice mi perro, debería financiar aquellas carreras cuyos profesionales son necesarios para el país y otorgar esa gratuidad a los alumnos mejor calificados. ¿Qué esa solución asignaría recursos a los alumnos de mejor condición económica? Sí, dice mi perro, mientras no se corrija la inequidad en las bases mismas de la educación, es decir en los cursos básicos y medios de la enseñanza. No es tolerable que se asignen recursos a una serie de patanes analfabetos, que se escudan en el hecho de pertenecer a estratos vulnerables de la población y estudian a costillas de la pobre ilusión de sus padres y al complejo de culpa del Estado por la sociedad que hemos creado. Dice Horacio que en su tiempo, antes de la sangrienta existencia del sátrapa, se ingresaba a la universidad por méritos, no existían las “priváh” y lo más bien que los hijos de obreros, por su capacidad, entraban por la puerta ancha a la universidad, con sus buenos 600 o 650 puntos y en algunos casos sobre los 700. Eso permite, dice mi perro que ahora pueda hilvanar estas modestas frase con algún sentido, no como ese ex fiscal que estudió para abogado en la “uniisidá” Muera el Roto Quezada y mandó a la cárcel por varios meses a un grupo de muchachos acusándolos de terroristas por tener colgados en las paredes de sus dormitorios fotos de las bombas 1 a la 4, tremendas “minas” que publica en sus páginas centrales un diario chileno, cuyas características son el lenguaje ordinario, la farándula y fotografías de muchachas atractivas mostrando bastante retaguardia y mucho “pechito”. Como premio, dice mi perro, “Piraña” lo nombró como experto en métodos violentos de confesión en el gabinete de Von Hinzpeter, ministro que aún se mantiene dentro de los salones del poder del gobierno más impopular que Chile haya tenido en los últimos cincuenta años.