Wednesday, September 16, 2009

¡Ni perdón ni olvido!

Desafortunadamente, en este país no se toma en cuenta la experiencia. Convencidas las nuevas generaciones que podrán prescindir de todo lo avanzado en ciertos campos, dejan de lado a quienes pueden aportar lo suyo, especialmente si han sido protagonistas y no volverán a cometer los mismos errores, experiencia que debe quedar registrada en sus correspondientes manuales y también en el desarrollo de talleres para adiestrar a los futuros encargados de llevar adelante nuevos adelantos sobre el tema.
Me refiero específicamente a los ex oficiales de la siniestra Dina, órgano torturador al servicio del fenecido sátrapa y que no dejó felonía por hacer, con crímenes que no estaban ni siquiera en la cabeza del más monstruoso de los seres que haya pisado la tierra. No es posible que vayan a ser despedidos del ejército de Chile si pueden aportar tremendamente al engrandecimiento de esa rama de las fuerzas armadas.
No cualquiera sabe como apretarle los coquimbanos con un alicate a un detenido, de tal manera que cante rápidamente y las “bolitas” no le queden como bolas de billar, las que probablemente el muy cobarde exhibirá a las chiquillas de la Cruz Roja si llegara a presentarse la oportunidad. Los uniformados deben estar preparados para proteger a la patria en cualquier momento y situación, sin descartar un nuevo golpe de estado, si es que los privilegios de los poderosos se ven amenazados por esa chusma inconsciente y maloliente, mal llamada pueblo.
En ese sentido, no se deben cometer los mismos errores, los desaparecidos no deben aparecer ¡nunca más!, no es posible que el jefe de la “inteligencia” sea condenado a perpetuidad por defender a la patria, hay que enseñar a ocultar ¡todas las pruebas!, ningún valiente uniformado, esos mismos que violaron mujeres cuando estaban amarradas o que combatieron contra terroristas, masacrándolos por la espalda, debe estar ni un solo día en la cárcel. Para eso estaban contratados los ex Dina, para traspasar su experticia y que cada soldado, después de violar y matar, parezca una blanca paloma. Es decir, que no quede huella que no, que no, que no quede huella, a la usanza del mismísimo Adrián y los Dados Negros. Menos, mucho menos, deben quedar antecedentes que prueben como el primer infame de la patria tiraba las manos a diestra y siniestra, robándose hasta el agua de los floreros. Aparte de los despedidos, no existe en Chile personal capaz de dinamitar cuerpos de torturados y asesinados sin que haya rocha, no existe un procedimiento escrito que muestre la secuencia a seguir para meterle corriente eléctrica a un muchacho de dieciséis años. Todo eso sería desarrollado por estos calificados profesionales, para honra y gloria del ejército de Chile.
En una posición contraria ¡era que no! se encuentra mi subversivo perro Horacio, que no entiende como es posible que el ejército tenga contratados a estos rufianes, criminales sin conciencia y más encima, avalados por el mentecato que ahora ejerce de ministro de defensa. Por suerte, dice mi perro, en la “concertraición” cambiaron de parecer a tiempo y decidieron ordenar que se les de una PLR* a estos inmundos facinerosos, capaces de torturar a su propia madre si el “mamito” se los ordena. El que después de más de treinta años, todavía sean protegidos por el ejército, demuestra, en opinión de mi astuto can, que los señores uniformados no se arrepienten de ninguna de sus barbaridades y siguen orgullosos de sus bestialidades. Adhiere mi perro Horacio a la consigna “Ni perdón ni olvido”, levantada por aquellos que han luchado por la justicia en todos los casos de derechos humanos y que significa juicio y castigo para todos los violadores, torturadores y asesinos, civiles y uniformados. Bastante distinto de aquel que hoy se candidatea para ser reelecto, en circunstancias que se la jugó para que el innombrable fuera devuelto a Chile sin recibir en Inglaterra la prisión que merecía.

*PLR: Patada en la raja. Nota para la edición internacional.

Tuesday, September 01, 2009

Piñera al desnudo

Esto es en serio. Ocurrió durante una reunión de Piraña con los empresarios de la ACTI (tecnologías de información, para la edición internacional). Allí, el candidato de la derecha y próximo presidente de la república, relató la siguiente anécdota, aprendida mientras realizaba sus estudios en los Unites Estates: dos amigos van de excursión a un bosque, recién terminado el invierno. Quiso la mala fortuna que mientras paseaban por la campiña, se despertara de su sueño invernal un oso, con hambre después de tantos días encerrado en su cueva. Desde luego, comenzó a perseguir a los amigos para saciar su hambre. Éstos, ni cortos ni perezosos, emprendieron rauda huída. En pleno escape y con el animal descontándoles terreno, un amigo le dice al otro: ayúdame a sacarme la mochila, ¿pero para qué quieres sacarte la mochila si de cualquier manera nos va a alcanzar el oso? No, yo no quiero ganarle al oso, quiero ganarte a ti. Fin de la historia.
Es decir, aquí se retrata de cuerpo entero quién se ceñirá la banda presidencial chilena a partir de marzo del próximo año. Cero solidaridad, ausencia total de compañerismo, inexistencia de ética y moral. A partir de aquí, si quieres salvarte, no dudes un instante en cagar a tu socio, a tu amigo, a tu hermano y hasta a tu madre si la ocasión lo requiere y se dan las circunstancias. Para alcanzar el éxito en la vida, lo que se traduce en cuánto dinero puedes reunir, pisotea a cualquiera que se ponga por delante, no importa si te invitó a pasear al bosque y más encima te dio de comer o te prestó abrigo, si puedes salvar de la “cana” mientras otros pagan por las fechorías que cometiste, seguro serás un triunfador, en el siglo veinte y en el siglo veintiuno, no existen los valores morales.
Mi perro Horacio, celebrando por haber podido sortear una vez más el mes de agosto, treinta días en que no se movió de su casa y ni siquiera se acercó al computador, lamenta que este señor, por el que no votará ni en primera ni en segunda vuelta, vaya a ser quién rija los destinos de la nación por los próximos cuatro años, debido principalmente a la corruptela generalizada que se instaló durante los gobiernos de la concertraición y también a la mala calidad de la clase política, responsable de la mayoría de los eventos en que se han tirado las manos más que martín Vargas en sus buenos tiempos.
Mi agudo can lamenta también la mala calidad de los periodistas y de los equipos de campaña que trabajan para don Lalo, pues la anécdota relatada habría servido para desenmascarar a este representativo ejemplar de la derecha y los verdaderos valores que sustenta, muy cercanos a la sinvergüenzura y el aprovechamiento y lejos, muy lejos de la solidaridad y la opción por los más pobres.