Chile: ¡Campeón del mundo!
Todos los veranos, la televisión
chilena produce lo que un señor de un programa de radio, con justicia y mucho
ingenio ha llamado noticias que no son noticias. Desde noviembre a marzo,
periodistas y camarógrafos recorren pueblos, balnearios, caletas de pescadores
y lugares similares para darnos a conocer la longaniza más larga del mundo, el
pastel de choclos más grande del mundo, la cazuela de chancho con chuchoca más
grande, la empanada más grande, el pastel de papas, el terremoto, el navegado,
el charquicán, el chancho en piedra, etc., etc. y etcétera, todo lo más grande
del mundo, certificado por los inspectores del record Guinness y con la
participación de la amplia mayoría del pueblo, caleta o villa en el logro de la
hazaña. No falta, desde luego, la
participación de las autoridades en estos magnos acontecimientos, dándose el
caso de algunos alcaldes que figuran como promotores de tan originales
iniciativas. Se comenta de uno que quiso organizar la coimeada más grande del
mundo, pero varios de sus colegas lo disuadieron, dado que tal celebración
podría dar lugar a nefastas consecuencias, con cárcel para el organizador
incluida. Como si esto fuera poco, las noticias que no son noticias incluyen
reportajes a las mermeladas de doña Melita de Llico, el congrio frito de
Dichato, las lentejas de San Fabián , los porotos y el aguardiente de Doñihue,
la sidra de Perquenco, el navegado de Quintay, las tortas de Curicó, la jibia,
las reinetas, la merluza, la sierra y el congrio dorado, sin olvidar el
caldillo de jurel tipo salmón, tan bueno como el mejor del centro. Las
universidades privadas, ni cortas ni perezosas, han diseñado la nueva carrera
de periodismo con dos menciones: en gastronomía nacional y en records Guinness.
Los habitantes del pueblo llamado
El Esfuerzo de Putú, deseosos también de ser famosos y aparecer en televisión,
cayeron en cuenta que poco o nada tenían que mostrar, debido a que otros
pueblos les habían tomado la delantera y también porque eran pobres y la
municipalidad no tenía recursos para invertir en idiotec…¡perdón! obras de
encomiable esfuerzo comunal. Lo único que existe en los alrededores de El
Esfuerzo es una filial de la fábrica de papeles y cartones, la que se dedica a
fabricar papel higiénico, el que posteriormente se distribuye por todo el país,
contribuyendo así a que 18 millones de chilenos vayan por la vida con el
tambembe más o menos limpio.
El gerente de la planta papelera
ofreció al alcalde todos los rollos del artículo que hicieran falta para apoyar
la actividad que el concejo municipal aprobara. Ni cortos ni perezosos, se
decidió dar origen a la ¡cagada más grande del mundo!, pero se abortó la idea
pues ya existe una en el libro de records mundiales, se trata ni más ni menos
que del Transantiago. Se cree que no será superada ni siquiera en veinte años
de gobierno de la nueva fechoría, ex concertraición.
Como se trataba de un problema
sólo semántico, los habitantes del pueblo aceptaron participar en la defecada
más grande del mundo y se prepararon para ello comiendo todo tipo de alimentos
que dieran origen a grandes evacuaciones de material “mecamentoso”. El
municipio, por su parte, elaboró un instructivo con las medidas y cuidados a
tener en cuenta para que los inspectores Guinness declararan válido el logro y
para cumplir con la meta fijada, es decir, 1.460 kilos de pura mierda, lograda
en 12 horas. La más importante de las medidas era no miccionar sobre los
residuos sólidos, razón por la cual se instalaron casetas para varones donde
los participantes, todos pututenses de tomo y lomo, podían introducir el
miccionador en un embudo y sentarse tranquilamente a pujar por el record y la
fama del pueblo. Las damas, siempre más disciplinadas, o se contenían o hacían el
depósito después de haberse aliviado de sus aguas. Las imágenes captadas por
los camarógrafos de televisón muestran al alcalde de la comuna El Esfuerzo de
Putú, don Celedonio Caquirre, saliendo victorioso y aliviado de una de las
casetas.
Desde luego, se logró la meta, el
record y la fama. El Esfuerzo de Putú se hizo conocido y los periodistas
tuvieron otra noticia que no es noticia. Lo único lamentable fue que la
contaminación llegó al pueblo, pues los 2.400 rollos de papel higiénico usados
fueron quemados en una pira que ardió tres días, liberando mucho humo y también
gases químicos de alta peligrosidad.
Mi perro Horacio, mientras
observa en vivo y en directo en TVN un reportaje sobre las guatitas a la
jardinera preparadas en las muñecas del Ñielol (no es invento), no puede
comprender como es posible que se desperdicien recursos televisivos en tanta
idiotez, buscando desinformar cada vez más al pueblo chileno, para que no sea
capaz de criticar al maldito sistema y se convenza que más importante que las
leyes que se tramitan en el parlamento son los choclos cocidos y el pebre
cuchareado. Termina mi perro aclarando que sí participó en este artículo, es
sólo porque se lo prometió a sus amigos René Díaz y don Saturnino.